Apenas sobre el tiempo, el PRI mexiquense cambió de dirigencia. Quedan cerca de 12 meses para saber quiénes serán los candidatos de las diversas fuerzas políticas a la gubernatura mexiquense e iniciar las campañas que culminarán unos días antes del primer domingo de julio, con la elección del próximo gobernador.
Un año para que los partidos fortalezcan sus estructuras internas, para que despierten a sus comités de sección, si es que los tienen, y para que empiecen los trabajos de organización y de capacitación, porque las horas vuelan.
Alejandra del Moral Vela y Darío Capuchino Zacarías renunciaron a la presidencia y a la secretaría general del Comité Directivo Estatal del PRI. Entregaron buenas cuentas en las elecciones de 2021 al llegar a tener 23 diputados, en el Congreso local, contra 11 en 2018. Además, 48 presidencias municipales de las 21 que tenía.
Tradicionalmente, antes de las elecciones por la gubernatura, el PRI suele hacer movimientos para despertar a la militancia y evitar que caiga en el letargo o en la apatía.
Llegan al relevo Eric Sevilla Montes de Oca, como presidente, y Monserrath Sobreyra Santos. Un excelente operador y la representante de un grupo poderoso de Nicolás Romero.
El cambio porque implicó el movimiento de Alejandra del Moral a la Secretaría de Desarrollo Social, donde hasta el domingo despachaba Sevilla Montes de Oca. Es decir, fue un enroque, posición por posición. Ambos seguirán haciendo política, pero en condiciones diferentes. Alejandra atenderá la pobreza a través de los programas sociales, particularmente el exitoso salario rosa, que tanto le han copiado al gobernador Alfredo del Mazo, incluyendo a alcaldes y gobernadores de Morena.
Eric Sevilla deja Desarrollo Social para conseguir los votos faltantes, a través del fortalecimiento de la estructura del partido, algo que él conoce muy bien, luego de muchos años de realizar trabajos partidistas, sobre todo de activismo político.
Si bien las cosas han cambiado mucho, sobre todo en la forma de hacer política en los últimos años.
Lamentablemente, en el PRI aún permean viejas formas del siglo pasado que no han podido sacudirse como la férrea disciplina, ejemplificada en la frase de Fidel Velázquez: “el que se mueve no sale en la foto”, porque a estas alturas sería muy refrescante que los interesados renunciaran a sus cargos de partido y se dedicaran de lleno a buscar la nominación.
Sí, tal y como lo están haciendo en Morena, a la vista de todos, el senador Higinio Martínez Miranda; la secretaria de Educación, Delfina Gómez Álvarez; el titular de las Aduanas de México, Horacio Duarte Olivares; el director del ISSSTE, Pedro Zenteno Santaella y hasta la diputada Yeidckol Polevnsky.
Imagínese a Elías Rescala Jiménez, Ricardo Aguilar Castillo, Ernesto Nemer Álvarez, Ana Lilia Herrera Anzaldo, Carlos Iriarte Mercado y, porque no, a la propia Alejandra del Moral Vela sujetos al escrutinio de propios y extraños. Eso sería hacer una política abierta e incluyente, que mucha falta le hace a todos los partidos, pero especialmente al tricolor.
ASME
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