Erick Aguirre Cisneros nació en Cuernavaca, Morelos, pero gran parte de su vida la pasó en Toluca.
Debido al trabajo de su padre también radicó un tiempo en Ciudad de México y Acapulco -de donde tiene su primer recuerdo con la danza-.
“Mi primer contacto con la danza -me acuerdo- fue en una fiesta, tenía 12 o 13 años y le dije a mi mamá que quería aprender a bailar cumbia, al otro día me comenzó a enseñar en la sala de mi casa y me gustó mucho. En ese momento no lo vi como una forma de vida, lo dejé pasar”, comentó Erick.
Sin embargo, la danza no lo quiso dejar a él, puesto que en la preparatoria organizaron un día de reactivación dónde ofertaron talleres de salsa.
Para ese entonces practicaba básquetbol y los entrenamientos tenían el mismo horario que el taller por lo que no lo vio como una opción, al menos hasta que comenzó a salir con alguien que estaba en esa clase de danza.
“Conocí a Fernanda Leyva y comenzamos a salir, ella estaba en el taller de salsa, entonces yo entré también. Poco a poco dejé de ir a básquetbol, me empezó a gustar mucho la salsa hasta que dejé por completo lo demás.
Ese fue mi primer acercamiento, si, fue por una chica”, recordó Erick entre risas.
En ese momento pensó que había descubierto un hobbie
Según comenta, él tenía muy claro que debía ser ingeniero, no porque le apasionara, sino porque las matemáticas y la física se le daban bien y lo entretenían.
Así fue, para la universidad entró a la carrera de Ingeniería en Desarrollo Sustentable, pero fue también en esta etapa que descubrió la pasión que sentía por su arte.
“Me di cuenta que me apasionaba muchísimo en la universidad porque en mi horario metía más clases de danza que clases normales durante el día y lo comencé a ver cómo otra opción, pero nunca pensé en dedicarme exclusivamente a la danza porque desde chico te dicen que ser artista no funciona, que no te va a dar de comer y la verdad en México es cierto.
Por eso no ves la posibilidad de hacer carrera de artista”, mencionó Erick Aguirre.
Para esta etapa de su vida diversificó la danza, continuó con la salsa pero siguió con el jazz y el baile contemporáneo.
Comenta que era más probable que faltara a una clase de la universidad que a sus clases de danza, aunque reflexionando confesó que fue renuente de su amor por el arte durante algún tiempo.
“Como que me mentía a mi mismo, me decía que tenía que terminar mi carrera pero muy dentro de mí, subconscientemente, sabía que me quería dedicar a esto.
De tanto que te dicen piensas que ser bailarín no es una carrera de verdad, y ni siquiera es que te lo estén diciendo todo el tiempo, es que es algo que te arraigaron, uno piensa que es así”, confesó.
Erick Aguirre busca su ingeniería en Cuernavaca
Dónde también estudiaba su hermano, pero por situaciones familiares tuvo que regresar a Toluca.
Aquí fue donde se forjaron los cimientos de lo que ahora es su modo de vida: la danza.
Para cuando llegó a la capital mexiquense él estaba más enfocado en el baile contemporáneo, era lo suyo. Resulta que la base de esta danza es el ballet, algo que comenzó a conocer y disfrutar.
“En danza contemporánea teníamos un día de ballet, todos lo odiaban pero a mí me encantó. Ya en Toluca supe que necesitaba hacer algo porque ese semestre no lo cursaría en la universidad. Mi hermana tomaba clases en la Escuela de Bellas Artes y fui con la directora a buscar el contemporáneo para entrenarme, pero ella me propuso entrar ballet porque necesitaban chicos y los horarios me quedaban perfecto, así que lo hice, y enseguida me empezaron a dar oportunidades porque es un baile en el que casi no hay hombres”, explicó Erick Aguirre.
Comenzó a “engancharse” con el ballet y después de esos seis meses regresó a estudiar, sin embargo, aquí solo estaba el tronco común de su carrera por lo que su única opción académica era salir de la ciudad a Puebla o Monterrey, siendo la ciudad del norte su elección.
Relata que antes de buscar dónde vivir o cualquier otra cosa se dio a la tarea de encontrar donde podía continuar con su arte, hasta que dio con la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey, la cuál es una de las mejores de México en ballet.
“Yo la vi y dije -estaría padre entrar- porque además tiene la licenciatura especializada en varones, pero la audición era antes de que yo me fuera a Monterrey, de todos modos metí mis papeles y planee irme para allá con la ayuda de una amiga que me dejó quedarme en su sillón.
Cómo a los dos meses publicaron los resultados, había quedado. Yo no lo creía porque llevaba menos de 8 meses en esa disciplina”, platicó Aguirre.
Fue así como comenzó una nueva aventura para el danzante
Pero un reto aún mayor, pues tuvo que lidiar con hacer dos carreras en diferentes escuelas a la par, teniendo jornadas de alrededor de 20 horas, tomando en cuenta las tareas con las que debía cumplir.
A pesar de todo su esfuerzo el primer año reprobó la licenciatura en danza, la cuál se calificaba con una rutina al finalizar el año, pero como cualquier escuela le permitieron recursarlo.
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Sin embargo, volvió a fallar la prueba lo que le causó baja definitiva.
En esa etapa hubo depresión y llantos, de pensar que no era alguien apto para la danza. Hay un refrán que dice “cuándo te toca aunque te quites y cuándo no aunque te pongas”.
A la siguiente semana, Rolando, un amigo con el que estudiaba en ambas carreras, le pidió que lo acompañara a una audición que resultó ser para la academia de Victoria, Canadá.
“Tardaron un día en avisarnos y resultó que estaba dentro, nos explicaron que en unos días más nos avisarían a quienes le otorgaban beca completa, pero yo creí que era poco probable que siquiera me dieran una beca.
Tiempo después recibí un correo donde me notificaron que obtuve una beca del 100 por ciento durante el primer año”, mencionó Erick.
Cuando lo mencionó en casa encontró el respaldo de su familia, ni él se lo creía, nos cuenta que le preguntó a su papá que si era en serio a lo que su papá le respondió que la experiencia de estar en el extranjero es algo que necesitaba vivir.
Hoy Erick Aguirre vive de su pasión
Logró culminar su carrera en Victoria, dónde aprendió otro tipo de técnicas y tuvo la oportunidad de hacer una gira por aquél país con el clásico del Cascanueces para después emigrar a Vancouver.
Actualmente forma parte de una compañía en California, donde ha tenido la oportunidad de ser el encargado de los performance y recientemente formó parte de un musical en Estados Unidos.
No obstante, esta historia no ha concluido, pues tiene como objetivo buscar un posgrado en Europa, donde se encuentra la élite de ballet, encaminado a ser el coreógrafo de las puestas en escena, curiosamente, regresando a la danza contemporánea; dónde todo realmente comenzó.
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