La ofrenda de Día de Muertos es esa colorida tradición que simboliza muchas cosas entre ellas el culto a las personas que ya no están en el mundo físico.
En México poner un altar de estos a los muertos es compartir con los difuntos el pan, la sal, las frutas, los manjares culinarios, el agua y, si son adultos, el vino.
Además de ser el reencuentro con un ritual que convoca a la memoria.
La ofrenda del Día de Muertos es una mezcla cultural donde los europeos pusieron algunas flores, ceras, velas y veladoras y dónde los indígenas le agregaron el sahumerio con su copal, comida y la flor de cempasúchil (Zempoalxóchitl).
¿Cuándo se pone la ofrenda de Día de Muertos?
Se dice que las mascotas son las primeras en llegar porque abren el paso a los demás muertos, es por eso que quienes tuvieron una, colocan su ofrenda desde el 26 de octubre, ya que aseguran, los animales arribarán el 27 de octubre.
Además, en algunas regiones de México el 28 de octubre recuerdan a quienes murieron de manera trágica o en un accidente, el 29 de octubre a los ahogados y el 30 de octubre a los que fallecieron sin ser bautizados.
En la mayoría de los hogares mexicanos el 31 de octubre se elabora la ofrenda dedicada a los niños o “angelitos”.
Sus ánimas llegan el día primero de noviembre para nutrirse de la esencia y el olor de los alimentos que sus padres les prepararon.
Es imprescindible que las flores y los candelabros sean blancos, pues este color simboliza la pureza de estos inocentes difuntos.
A los niños muertos se les ponen dulces de alfeñique, pasta elaborada con azúcar, con este material se fabrican figuras de animalitos, canastitas con flores, zapatos, ánimas y ataúdes.
Para el día dos de noviembre llegan todas las animas de los adultos.
Elementos imprescindibles para recibir a las ánimas
Cada uno de los siguiente elementos encierra su propia historia, tradición y significado.
Agua. La fuente de la vida, se ofrece a las ánimas para que mitiguen su sed después de su largo recorrido y para que fortalezcan su regreso.
Sal. El elemento de purificación, sirve para que el cuerpo no se corrompa, en su viaje de ida y vuelta para el siguiente año.
Velas y veladoras. En la actualidad se usa el cirio en sus diferentes formas: velas, veladoras o ceras, ya que la luz es guía, con su flama titilante para que las ánimas puedan llegar a sus antiguos lugares y alumbrar el regreso a su morada.
Copal e incienso. Es el elemento que sublima la oración o alabanza, se utiliza para limpiar al lugar de los malos espíritus y así el alma pueda entrar a su casa sin ningún peligro.
Las flores. Son símbolo de la festividad por sus colores y estelas aromáticas, adornan y aromatizan el lugar durante la estancia del ánima.
En muchos lugares del país se acostumbra poner caminos de pétalos que sirven para guiar al difunto del campo santo a la ofrenda y viceversa.
La flor amarilla del cempasuchil (Zempoalxóchitl) deshojada, es el camino del color y olor que trazan las rutas a las ánimas.
El retrato del recordado sugiere el ánima que nos visitará.
El mole o comida. Estos platillos son esa estela de aromas, el banquete de la cocina en honor de los seres recordados, la buena comida tiene por objeto deleitar al ánima que nos visita.
Las calaveras de azúcar. Son alusión a la muerte siempre presente.
También se puede colocar un aguamanil, jabón y toalla por si el ánima necesita lavarse las manos después del largo viaje.
SPM