PVEM y el perro de las dos tortas

Fue un anuncio que tomó por sorpresa a propios y extraños: Horacio Duarte Olivares, quien está coordinando las actividades de Delfina Gómez en el Estado de México, anunció que el Partido Verde nacional está a punto de afianzar una alianza con Morena.

La noticia no sólo cayó como balde de agua en muchas oficinas de la entidad, parece que también tomó por sorpresa al propio dirigente estatal del PVEM, José Alberto Couttolenc, quien se mantiene en el discurso de que serán las convenciones municipales las que decidan.

El susto no es para menos, recordemos que en el partido verde hay todavía muchos expriistas que se mantienen en una especie de reserva para apoyar a su verdadero partido cuando este lo necesite. Una alianza con Morena, en estas condiciones, sería simplemente impensable.

Para el PVEM en el Estado de México éste podría ser un golpe demoledor, una posible alianza con morena significaría también una posible desbandada de militantes hacia su partido de origen, y con ello, el riesgo de perder el registro después de las elecciones del 2023.

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Para Morena, en cambio, no hay nada que perder y todo que ganar. Aún frente a una posible desbandada, la intención del partido guinda es asegurar la mayor cantidad de votos posibles y evitar que esos votos se vayan a la alianza, tal como ocurrió en 2017.

La intención de este movimiento estratégico parece que va dirigida a minimizar el riesgo de verse sorprendidos en un conteo de votos; los trabajos de ingeniería electoral se simplifican si, al mismo tiempo, se reducen las opciones en la boleta.

Por otra parte, no sería la primera vez que el PVEM mexiquense actuara de manera diferente a lo que manda su dirigencia nacional. En 2020 los verdes estatales mantuvieron su postura de no ir con la alianza pero tampoco con Morena, como sí lo hizo el nacional.

Esta relativa independencia del partido verde en la entidad abre la posibilidad a que la alianza que se está configurando con miras hacia 2024 con Morena no incluye el proceso electoral de 2023, lo cual sería un revés para las aspiraciones de los morenistas en el Estado de México.

Lo único cierto, es que gracias a este “jaloneo”, el partido verde ha subido su valor en términos de una negociación con cualquiera de las dos partes, por lo que el escenario que se ve más desfavorable para ellos, sería el de no sumarse a cualquiera de las dos alianzas.

Así las cosas, ahora el riesgo para el partido verde es quedarse de las dos tortas, esta fábula de Esopo que ilustra cómo al tener algo seguro, por ir tras la búsqueda de un espejismo, se queda con absolutamente nada.

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Hasta ahora el trabajo de Couttolenc parece enfocarse en la construcción de una candidatura propia que le permita aparecer en la boleta de 2023 pero parece que aún no logra convencer del todo a sus correligionarios de que esta sea la mejor opción para el partido.

De concretarse, la alianza del partido verde y morena la balanza se podría inclinar hacia Delfina Gómez, sobre todo si el PRI estatal no logra zanjar las diferencias con Ana Lilia Herrera y las fuerzas que ella representa, otro grupo que se revaloriza con la acción de los verdes.

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