En el verano de 2015, un joven activista y documentalista, Alberto Arnaut Estrada compartía un departamento en la colonia Narvarte, a escasas tres calles del condominio ubicado en el número 1909 de la calle Luz Saviñón, justo donde fueron asesinadas cinco personas: la activista Nadia Vera, la modelo Mile Virginia Martín, la maquillista Yesenia Quiroz, la trabajadora doméstica Olivia Alejandra Negrete y el fotoperiodista Rubén Espinosa Becerril el infausto viernes 31 de julio entre las 14 y las 15 horas.
Si bien no conocía personalmente a las víctimas, sabía que Nadia y Rubén estaban muy identificados en el activismo social, en torno a casos como Ayotzinapa o la oposición a las reformas estructurales de Enrique Peña Nieto, especialmente la educativa, así que se sintió muy identificado con este pavoroso y atroz multihomicidio y feminicidio.
El cineasta estaba en plena realización del documental Hasta los dientes (México, 2018), que aborda el asesinato de dos estudiantes de excelencia en el Tecnológico de Monterrey campus Monterrey por parte de miembros del Ejército Mexicano, el 19 de marzo de 2010, Javier Francisco Arredondo Verdugo y Jorge Antonio Mercado Alonso, falsamente reportados como delincuentes y miembros del crimen organizado.
La identificación fue tan intensa que incluso el inquilino con el que compartía el departamento le confesó que tenía miedo de vivir con él y que intempestivamente llegaran a buscarlo y que incluso a su roomie también pasara algo.
“Era un miedo real y el hecho de que haya sido en esa colonia y contra activistas políticos, lo sentimos muy cercano, como de: ¡güey, la muerte está tocando la puerta! Por eso me decidí: ¡yo tengo que contar esa historia!”, rememora el director e investigador.
Perdón desde el Estado
Su primer largometraje, Hasta los dientes, le tomó siete años de trabajo –desde recién egresado, a los 24 y hasta los 31 años de edad– y le representó una intensa y verdadera escuela formativa, mucho mayor de la que había recibido en la licenciatura Comunicación Social en la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Xochimilco (UAM-X) que, más que premios en festivales o la atención del medio contó con la fortuna de llamar la atención del público y logró una visibilidad tan grande, luego de ser programada en la Gira de Documentales Ambulante, que resultó un factor definitivo para que el Estado mexicano reconociera su responsabilidad y que miembros del Ejército participaron en el crimen.
Esta ceremonia le significó mucha tranquilidad y un respiro muy fuerte para las familias de ambos, si bien no era su única exigencia y el proceso continúa atorado, pero tenían una expectativa muy fuerte en su momento ya que llevaban muchos años luchando por la verdad y la justicia de este caso.
“No se hablaba claramente de lo que había sucedido. Se hablaba de los estudiantes que murieron en el Tec de Monterrey, pero no se aclaraba que habían sido asesinados por el Ejército dentro del campus, la narrativa era muy general y ambigua, se recordaba o salía una que otra nota, pero no pasaba de ahí. Junto con el editor, Pedro García, quien fungió como coguionista y coinvestigador, nos interesó agarrar el caso e investigar a fondo, ahora incluso estuvo metido en el set y al filmar corroboraba si los datos eran los correctos”, asegura Arnaut.
La verdad inalcanzable
Entonces decidió, junto con Carlos, aprovechar la experiencia adquirida así como la metodología utilizada para visibilizar los asesinatos de Jorge y Javier en un siguiente caso. Primero preguntaron a los abogados que representaban a las familias si el proceso legal requería una película para acompañarlo y, en 2019, con un apoyo de la Fundación Ford y del Instituto Sundance, comenzaron a investigar el que entonces era un caso casi olvidado y requería replantearse como un tema actual.
“Era importante que estuvieran involucradas las cinco familias, queríamos conocer lo que pasaba con Alejandra, la trabajadora del hogar con apenas dos días laborando ahí; con Mile, una migrante colombiana, o con Yesenia, una chica de escasos 18 años proveniente de Mexicali, y no centrarse sólo en Nadia y Rubén, cuyas vidas se habían cubierto con mayor interés en la prensa. En ese momento las familias buscaban activamente la verdad y la justicia, fue sencillo que estuvieran de acuerdo e incluso el documental les dio un nuevo impulso”, afirma.
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Más que un documental, en este largometraje atestiguamos la investigación de un equipo de especialistas: un criminólogo que daba cursos en la Procuraduría, un criminalista que les ayudó a entender la dinámica de los hechos y una sicóloga forense que les ayudó a entender el feminicidio desde una perspectiva de género, además de otro en informática que les ayudó a interpretar los videos y las sábanas de llamadas, todo reconstruido ya sea con maquetas en miniatura, paredes repletas de expedientes, una oficina en la que se reunían e incluso la reconstrucción del departamento en un foro y con actores sin rostro.
“Era una situación muy distinta, Hasta los dientes se basaba en un expediente relativamente bien elaborado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y una investigación bastante buena aunque con una recomendación final tibia y timorata. En el caso Narvarte la averiguación previa es un desastre: difícil de entender y de seguirle el hilo porque son fotocopias poco nítidas, con imágenes borrosas. Fue un reto complejo, pasamos dos años tratando de entender las 20 mil fojas”.
“Nos dimos cuenta de que iba a ser muy difícil llegar a la verdad, a lo mejor podíamos acercarnos y hasta acariciarla, pero iba a quedar trunca, entonces decidimos denunciar por qué no podíamos llegar a la verdad y que filmaríamos el proceso de investigación así como los impedimentos para acercarnos a lo que sucedió realmente”, denuncia.
Desde el inicio les resultó claro el encubrimiento efectuado por la Procuraduría capitalina del gobierno de Miguel Ángel Mancera que, por ejemplo solicitó erróneamente un par de ocasiones un número Nextel que es central, pues corresponde a quien dio la orden o coordinó el operativo.
“Ahí la investigación topa con pared y no hay posibilidad de saber quién está arriba. También hay videos del C4 que la Procuraduría filtró a los medios sobre los tres sujetos detenidos y que ya no estaba en la averiguación previa, aunque tienen sello de agua suyo. Y eso es un delito, el trato inadecuado de las pruebas y evidencias, de negligencia. Cuando terminamos la película ya se los permitieron ver a las familias”, finaliza.
A plena luz se estrenó en la plataforma Netflix, que también produjo el filme, desde el pasado 8 de diciembre.
Con información de La Jornada
DMM