Plagios y división de Poderes

El tema de la ministra Yasmín Esquivel y el supuesto plagio de su tesis para obtener la licenciatura pusieron sobre la mesa otros dos asuntos muy delicados. Primero, la fragilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México, máxima institución educativa del país, para analizar, estudiar y evaluar las tesis profesionales que se presentan, y también la endeble división de Poderes en el país.

La ministra Yasmín Esquivel se encuentra en el ojo del huracán, luego de que el columnista Guillermo Sheridan publicó en redes sociales que su tesis para obtener la Licenciatura en Derecho es un plagio de una presentada por Edgar Ulises Báez Gutiérrez, quien presentó su trabajo en 1986, un año antes que la ministra.

El título de la tesis es “Inoperancia de los sindicatos en los trabajadores de confianza del artículo 123 apartado A”, mientras que el de Baz Gutiérrez es “Inoperancia del sindicato de los trabajadores de confianza del artículo 123 constitucional apartado “A”.

No obstante, hay dos tesis más que abordan el mismo tema y tienen una redacción similar (idéntica en varios párrafos) a las mencionadas. Se trata de las sustentadas por Juan Carlos Blanco Silva en 1993 y por Juan Carlos Martínez Mendoza en 2010. Sólo la de Blanco Silva no fue dirigida por Martha Rodríguez Ortiz, asesora de los otros tres ponentes.

La académica Martha Rodríguez también está en la lupa porque hay otros trabajos que dirigió y que muestran similitudes, como las presentadas por Sagrario Reyes y por Roberto García Carbajal que llevan por título “Análisis del Despido”. La reportera Ariadna Lobo encontró al menos tres más que muestran mucha semejanza, desde el título: “Los delitos laborales”.

No se ha realizado una investigación exhaustiva para determinar cuántos casos de plagio o presunto robo intelectual existen en el país, pero a la luz de estos datos deben ser miles.

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El escándalo mediático y en redes sociales de este tema obligó a la ministra a publicar una carta aclaratoria en donde negó todos los señalamientos y alegó que ella comenzó su investigación en 1985, es decir, un año antes de ser publicado el trabajo de Edgar Ulises Báez.

También, como consecuencia del escándalo, la UNAM anunció que realiza una investigación al respecto y “actuará con estricto apego a la normatividad universitaria”, explicó en un comunicado emitido por la FES Aragón, de donde egresó la ministra que aspira a presidir la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Justamente en sus aspiraciones por convertirse en la presidenta de la Judicatura Nacional radica el otro tema que se ha ventilado en los últimos días, el de la división de Poderes.

Porque si algo quedó claro con el tema de Yasmín Esquivel, es el hecho de que el presidente Andrés Manuel López Obrador considera que, como ganó las elecciones presidenciales de 2018, tiene derecho a imponer su voluntad sobre los otros dos Poderes que, constitucionalmente, deben ser independientes. 

A nadie le queda duda que el Poder Legislativo está sometido a la voluntad presidencial y eso ha quedado evidenciado en las últimas reformas electorales, no pudieron hacerlo modificando la Constitución, pero Morena lo hizo a través de las leyes secundarias, sin cambiarle una sola coma al texto enviado desde Palacio, a pesar de las aberraciones que contenía y que luego debieron ser modificadas.

La ministra Yasmín Esquivel Mossa está en su derecho y obligación a demostrar que no fue plagio, pero además callar y tirar argumentos ligeros, porque hay algo cierto, ha demostrado preparación y capacidad para llevar su encargo adecuadamente.

En los próximos días sabremos qué pasará con este asunto. Pero el caso de la UNAM es algo que debe analizarse.

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