Éxodo y pasión contra inquisición

La sangre llama. Sin duda eso fue lo que llevó a Gabriela Riveros a reconstruir con gran maestría una de las historias más fascinantes, ocultas, violentas y vergonzosas en la historia de México. Una novela que narra la historia y tragedia de la familia Carvajal, durante el periodo de la llamada inquisición.

Pero no nos adelantemos. Dejemos que sea ella personalmente la que nos cuente de qué va su novela Olvidarás el Fuego, de editorial Lumen, que ha sido muy bien acogida por la crítica literaria.

“Es una novela, que aborda el éxodo sefardí de España y Portugal, en el siglo 16, de los pobladores que llegaron aquí a Nueva España a fundar, a poblar, particularmente de la familia de Luis de Carvajal y de la Cueva, y todo el proceso de Inquisición que los persiguió con la finalidad de derrumbar un gran proyecto que tenía él”.

La historia de Olvidarás el Fuego se ubica en el año de 1596, en las calles de lo que hoy es el Centro Histórico de la Ciudad de México, donde Luis de Carvajal, también conocido como Joseph Lumbroso, es quemado en la hoguera junto con su madre, dos de sus hermanas y cinco miembros de su comunidad, acusados por la Inquisición como herejes judaizantes.

“Hacia 1570 se sabe que uno de cada cuatro personas que desembarcaban en los puertos tenían origen cripto judío, quiere decir judíos en secreto o eran judíos conversos al cristianismo, pero claro, en su formación, costumbres, valores, tenían herencia judía”.

De acuerdo con la escritora esta comunidad era gente culta, muy trabajadora. Se establecen en Veracruz, Pachuca, Oaxaca, Mérida, la mayoría de ellos dedicados al comercio.

Luis Carvajal y de la Cueva obtuvo una capitulación de Felipe II con un permiso para poblar desde el Río Pánuco, en la zona de Tampico, hasta la Florida, lo que era un territorio enorme, como la tercera parte del territorio nacional más el sur de los Estados Unidos.

“Felipe II era muy cuidadoso. En 25 años de reinado solamente dio dos capitulaciones y una se la dio a Carvajal y claro que esto incendió las envidias, porque esta capitulación tenía poder por encima del virrey, no necesitaba pedirle permiso para muchas cosas. Su encomienda era hacer el nuevo reino de León y es lo que les cuenta la vida”, explica Riveros.

Novela documentada

La escritora, investigó desde enero de 2018 y durante cuatro en los archivos de la nación, en los de antropología e historia, viajó por España y Portugal, para ver cristalizada una novela de más de 600 páginas.

Explica que los Carvajal son la punjta del iceberg de lo que sucedió con la inquisición por siglos en el País.

“La narrativa que contaron en la historia se encargaron de silenciar y de mantener esto en secreto, decir que fue una leyenda negra y no, no lo fue. La inquisición estuvo aquí más tiempo de lo que llevamos de ser México independiente.

“Hay que recordar que la inquisición procesó hasta a Miguel Hidalgo, que es el héroe de la patria, ni él se libró. Entonces creo que la historia de los Carvajal representa un pedacito de esa historia”, explica.

¿Cómo se puede describir este momento oscuro de nuestro país y de los países en los que hubo la Inquisición?

“Es una pregunta difícil, pero para mí el tema de la Inquisición, en realidad es un brazo del gobierno, creado para recaudar fondos, para uniformar, para volver más fácil este proyecto que tenían de unificar los reinos.

“La Inquisición surge en Francia para extirpar la herejía cátara, pero no es una inquisición a la española, ni como se llevó a cabo en México. Lo que hacen los Reyes de España fue que lo importaron y lo adecuaron a sus a sus necesidades, el problema es que le dieron tanto poder que después se volvió más poderoso incluso que reyes y emperadores o papas.

“Esta Inquisición es como una inquisición perversa como algo que se deformó, ni siquiera el Vaticano estaba de acuerdo con esta Inquisición española”.

Los jueces, explica, eran teólogos, eran sacerdotes y ellos dictaban la sentencia. Luego devolvían al reo al brazo seglar de la justicia para que fuera el Estado quien matara y no dijeran que la Inquisición mataba.

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Algunos tienen que pausar la lectura

En el libro se describen, a partir de las memorias que pudo escribir Luis de Carvajal, ocultándolas bajo su sombrero o en alguna rendija de la prisión en la que estuvo bajo la inquisición.

“Las personas que leen la novela se impresionan mucho en las partes que hablo de las torturas y yo les digo que para hacer una novela es solamente la punta del iceberg, que en realidad era imposible verter en la novela todos los interrogatorios que están de cada uno de los personajes.

“Yo misma tenía pesadillas cuando escribía, sufrí, y las personas que leen a veces no pueden seguir leyendo tienen que cerrar y luego como digerir y luego avanzar, pero yo no las inventé.

“Está descrito todo, que entran a la cámara del tormento, cómo los amarran, primera vuelta de cordel. Éste dijo tal cosa, gritó, lloró, exclamó. Claro, yo soy novelista, puedo describir un poco más, pero no inventé ni una vuelta de cordel más para ningún personaje”, cuenta.

Herencia de sangre

A Gabriela Riveros se le nota emoción cuando habla de su libro, pero particularmente de la historia de los Carvajal. Ella lo explica así.

“Creo que todos en el fondo tenemos parte de esta historia, como una herencia cultural, como una herencia de sangre. Apenas le rascaron tantito aquí en Monterrey (donde ella vive) y hay veintitantas mil personas con nacionalidad española, de origen sefardí, los Garza que es un apellido muy común en el norte, los Rodríguez, los Villarreal. Hay muchos apellidos que están ligados a esta historia”.

“Nuestro platillo característico, el cabrito, hasta la manera en que se mata es distinta a otras partes. La tortilla de harina, el machacado, la palabra huerco es de origen hebreo y tantas cosas más”, dice.

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