A propósito de la fecha que recién acaba de pasar, es importante resaltar algunos datos que llaman a la discusión del papel de la mujer en el subsector de agua y saneamiento, estos datos provienen del Censo Nacional de Gobiernos Municipales y Demarcaciones Territoriales de la Ciudad de México del INEGI.
En 2018 el total de personal ocupado en la prestación de los servicios de agua potable de la red pública fue de 111,185 personas, es decir éstas personas son las encargadas de llevarnos el agua y sus servicios a las diferentes poblaciones del país, en 2020 el número subió a 112,636 trabajadores, es decir apenas 1.30% más, mientras que la población mexicana creció en cerca de 1.60%, cabe señalar que a nivel mundial éste sector es intensivo de mano de obra, pero también hay una tendencia a la automatización, sin embargo, en nuestro país no se está avanzando mucho en éste rubro por lo que gran parte del gran esfuerzo diario sigue recayendo en sus trabajadores.
Del personal mencionado, en 2018 el porcentaje de mujeres representaba apenas 18.74%, para 2020 apenas había subido a 19.88% del total, aunque marginal el incremento, es una buena noticia el incremento, más por la tendencia que por otra cosa, sobre todo en un sector que en el imaginario colectivo es dominado por el género biológico masculino.
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Desglosemos un poco estos números, en puestos directivos la participación de la mujer subió de 18.85% a 21.53% en el plazo de dos años, una tendencia favorable, aunque aún insuficiente; el grueso de su participación se encuentra en puestos administrativos, pasando de un 49.00% a un 50.82%; mientras que la menor participación se da en los puestos operativos, en 2018 apenas el 5.9% de los puestos eran ocupados por mujeres y en 2020 el porcentaje era ya de 6.81%.
Será interesante observar los datos que sean publicados este año, y saber si se mantiene la tendencia.
Por otro lado, en cuanto a inadecuados modelos de gestión de los recursos hídricos a nivel mundial, en las regiones con mayor pobreza y rezago de servicios públicos persiste la práctica de beber agua sin potabilizar, especialmente en áreas rurales, y especialmente las mujeres y niñas son las más afectadas, sin contar que son ellas las que dedican más cantidad de tiempo en buscar el agua.
De acuerdo al Informe de los Recursos Hídricos 2019 publicado por la UNESCO, es claro que las mujeres prosperan menos que los hombres en casi todos los indicadores económicos, incluida la pobreza extrema, la tenencia de la tierra y la participación de la fuerza laboral, la salud, la educación, seguridad alimentaria, discapacidad e incluso acceso a internet, son todos ellos indicadores donde las mujeres se encuentran notablemente en desventaja.
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La falta de acceso a instalaciones sanitarias adecuadas en la escuela o en el lugar de trabajo, pueden disuadir a las mujeres de buscar estudiar o emplearse en éstos establecimientos o instituciones que carecen de ello, esto contribuye aún más a las bajas tasas de participación de mujeres en la participación laboral (UNESCO, 2019).
En México, de los 8.8 millones de hogares que carecen de acceso a agua, y que en su búsqueda se camina en promedio hasta 6 kilómetros diarios, las mujeres son las principales afectadas y de ellas las niñas lo son en mayor proporción. Por ello el tema del agua es considerado multifactorial y transversal, siempre es un buen pretexto, aprovechar éstas fechas para ponerlo de relieve y exponer la importancia de atención como prioritario en la agenda de políticas del país.