Desarrollo sostenible en países subdesarrollados

El planeta en el que habitamos cuenta con cierta cantidad de recursos naturales, algunos se consideran renovables y otros no renovables, durante mucho tiempo se consideró que el agua pertenecía a la primera clasificación, hoy el consenso es que es renovable pero no inagotable, aunque algunas voces más radicales lo clasificarían como no renovable por que el planeta no produce agua nueva, y no se prevé que sea posible fabricar agua, el agua que utilizamos ha sido la misma desde que la vida apareció sobre la faz de la tierra, puede ser que estemos tomando la misma agua que los dinosaurios, que bebían los romanos y la misma con la que se bañaban los mexicas.

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No existe civilización que no haya requerido de recursos naturales para su desarrollo, sin embargo algo cambió a partir de la segunda revolución industrial, y en especial al finalizar la segunda guerra mundial, los patrones de consumo cambiaron provocados por un sistema económico desenfrenado.

El crecimiento económico a toda costa se ha vuelto un dogma, a pesar de que para ello sea necesario explotar cada vez más y más recursos naturales, sin embargo, para lograr ese crecimiento es necesario ampliar los ventas de productos que produzcan las ganancias necesarias para seguir incentivando la reinversión de parte de los productores, esto sucede en todos los sectores, se busca sacar la mayor productividad del campo, aunque eso signifique explotar de forma intensiva la tierra, o que la utilización de fertilizantes contamine; en el sector servicios, como por ejemplo el turismo, ¿cuántas veces hemos sido testigos de la destrucción de la naturaleza en aras de construir grandes complejos turísticos? Y finalmente, el sector industrial requiere de mayores cantidades de materia prima para satisfacer una demanda cada vez mayor de mercancías.

Desde que apareció éste fenómeno de sobreproducción, múltiples economistas han tratado de justificarlo con un excesivo optimismo de que un día la tecnología revertirá todos los problemas ambientales y que podemos asumir el riesgo de seguir sobreexplotando los recursos naturales, y no vale la pena sacrificar el crecimiento económico de hoy, incluso aunque estemos sacrificando las generaciones futuras, el problema es que estamos llegando a un punto en que en lugar de haber iniciado acciones que revirtieran el cambio climático, preferimos apostar a la lotería en esas tecnologías que no llegan, un ejemplo de lo complicado de esto es que incluso algunas tecnologías provocan otros problemas.

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Los países desarrollados han optado por ocultar los problemas, trasladando a países no desarrollados la producción de bienes y servicios, y con ello externalizan los efectos que provocan ciertas actividades económicas, los impactos económicos, la demanda de materia prima, la contaminación, bajos salarios, etc.

Por tanto, el agua y todos los servicios relacionados están en la misma situación, los países como México sufren los efectos del cambio climático, causado por cierto en su mayor parte, por los gases de efecto invernadero de los países industrializados, y a esos efectos negativos se suma la presión de mayor utilización de recursos naturales, y dado que por la condición de países pobres no se cuenta con los recursos económicos para enfrentar este doble efecto negativo, la situación se vuelve un tanto complicado, por ello es necesario pensar más a fondo, adentrarnos a la raíz de los problemas y sólo a partir de ahí buscar soluciones factibles para nuestra supervivencia como especie, a esto se le conoce como desarrollo sostenible.

SPM