La conmemoración de la muerte de Cuauhtémoc, el último emperador Azteca, fue idóneo para que danzantes prehispánicos ofrecieran su baile a las mujeres y hombres “caídos” durante la pandemia por el Covid-19.
Con caretas, cubrebocas y mucho entusiasmo, el grupo Quetzalcóatl se concentró frente al monumento del último Tlatoani Mexica, ubicado en la cabecera del municipio de Teotihuacán, donde colocaron una ofrenda con flores, caracoles y frutas que quedaron inundadas por el humo del copal.
A diferencia de otros años, los danzantes se congregaron en menor número y procuraron atender las medidas sanitarias que establece el protocolo sanitario a causa de la aparición del coronavirus que ha dejado millones de muertes en todo el mundo.
Odilón Jiménez Monterrubio, uno de los integrantes, explicó que obtuvieron un permiso para llevar a cabo la ceremonia en memoria de quien hace 500 años defendió a la ciudad de Tenochtitlan de las tropas españolas lideradas por Hernán Cortés, el conquistador que dio fin a una de las civilizaciones que dio origen al pueblo mexicano.
Los danzantes recordaron que febrero es una fecha especial para honrar al último Tlatoani y a todos los que murieron por la grandiosa patria Mexica; además reflexionaron sobre las enseñanzas que los mexicanos deben tener respecto al Covid-19.
“La pandemia nos está enseñando lo que es el auténtico amor a la vida, lo que es amar a los hermanos, a los amigos; este encierro nos está enseñando lo que es la verdadera amistad, el verdadero amor, la verdadera esencia de la vida”,
“¡Señores, ésto (la pandemia) se lo van a contar a sus nietos porque vamos a salir adelante; somos una raza de roble, somos de raza fuerte; por algo el señor Cuauhtémoc peleó por nosotros en aquél momento”, exclamaron al pedir permiso a los cuatro elementos para iniciar la danza.
Elementos de la Cruz Roja ayudaron a contener la sana distancia y distribuyeron cubrebocas entre decenas de personas que se congregaron en torno al ritual.
Cuauhtémoc fue el último emperador azteca; nació en Tenochtitlán, lo que hoy es la Ciudad de México; su nombre significa “Águila que descendió (o que se posó)”; la historia lo recuerda por su gran labor protegiendo a su pueblo frente a los españoles.
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