Crónica de un trámite electoral

A dos semanas de que arranquen las campañas de la elección más compleja en la historia del Estado, el registro de Alejandra del Moral da un indicio de lo que se espera para este proceso. El acto, dentro de lo esperado y previsible, marca el punto de partida para una alianza que no termina de convencer contundemente sobre sus posibilidades.

El registro, en sí, fue un mero trámite para continuar con un proceso accidentado pero constante que se acerca con celeridad a su punto climático que, a la par, dio pie a un evento cargado de simbolismos, los presentes y los ausentes, para quienes buscan encontrar mensajes ocultos en cada cosa que pasa o deja de pasar.

Entre los políticos asistentes están los que deben estar y nada más, los de siempre y los de nunca; cumpliendo con la presencia. Sin alcaldes ni funcionarios estatales que permitan inducir o provocar las suspicacias; un evento que en la búsqueda de la discreción alcanzó los niveles de la languidez.

No más de 300 personas congregadas en la explanada exterior del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) esperaban a la todavía precandidata. Priistas, perredistas, aliancistas y uno que otro panista esperaban, algunos desde las 11:30 horas, a la llegada de quien encabezará su alianza.

A la hora de la cita, en punto del mediodía, el acceso al IEEM era complejo, justo en la entrada el priismo hacía el registro improvisado de medios. Tras apuntarse en una lista, reporteros y fotógrafos recibían su calcomanía de prensa y comenzaban los empujones para abrirse paso entre militantes de todos colores quienes, rechazados por la seguridad y la falta de acreditación de su partido, se mantenían ahí esperando poder colarse con algún conocido; tras el acceso el dato: el área de prensa está llena y de todas maneras había que esperar, ahora, en la explanada interior, afuera pero adentro.

Misma situación vivieron algunos invitados quienes lograron eludir el primer filtro pero ya no el segundo, quedando atrapados en el limbo, sin ser de los de afuera pero tampoco de los de adentro; imposibilitados por el espacio para acceder pero impedidos por las formas para salir.

El registro de Alejandra del Moral Vela

En el sitio se acondicionó un espacio con un podio que anunciaba que habría algún mensaje oficial, frente a él, un templete acondicionado para que las cámaras pudieran registrar el hecho desde una mejor perspectiva.

Pese a que la hora de la convocatoria había pasado hacía ya varios minutos, muchos invitados especiales comenzaron a llegar alrededor de las 12:30. Eludieron los empujones “dejen entrar al diputado o diputada o al licenciado o licenciada” dependiendo de quién se apersonara.

Así fueron llegando en indistinto orden Arturo Ugalde, Ernesto Nemer, Juan Carlos Núñez, Tanya Rellstab, Ricardo Aguilar, Enrique Jacob, Ana Lilia Herrera, Carolina Monroy, Melissa Vargas, María Elena Barrera, Erwin Lino, Miguel Sámano, César Camacho y algunos más. Los priistas, fieles a la tradición tricolor, se apersonan para los saludos y esperar que algún asistente llegue y les indique su lugar y, si no, esperar afuera pero adentro entre platicas sobre política, futbol o cualquier cosa todos con la misma muletilla: “Va a estar difícil pero se puede ganar”.

Que no se pierdan las viejas formas, los tradicionales saludos, los “qué has hecho, dónde andas” que anteceden a los “nos vemos después” para acordar citas que nunca ocurrirán pero que mantienen vivo el protocolo más institucional que revolucionario.

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Afuera los gritos y las porras combaten el desánimo propio de una larga espera. Los convocados desde las 11:00 siguen expectantes con las miradas a los invitados que pasan escoltados por auxiliares que les abren paso, curiosos de quién entra y quién no, prestos al saludo de los patriarcas y matriarcas de sus respectivos partidos. Amarillos, rojos, azules y aguamarinos, todos tratando de hacerse notar.

En el IEEM el evento estaba previsto a las 13:00, siempre fue el plan. Aún así, a las 13:15 empezaron las porras y los gritos en el exterior, la batucada escarlata acompañada de las banderas rojiblancas de la CNC o tricolores con el lago del CNOP entremezcladas en su ondear con las amarillas o las aguamarinas y brillando por su ausencia alguna albiazul.

A tropel entraron Marko Cortés y Santiago Creel del PAN; Mario Cervantes de Nueva Alianza, Alejandro Ozuna, Elias Rescala y Eric Sevilla por los priistas; Ángel Romero en representación de Jesús Zambrano encabezando a los perredistas; después ella, en un traje sastre blanco: Alejandra del Moral sonriente pero apresurada y al último Alejandro Moreno quien preguntaba a alguna de sus asistentes si lo que debía decir era que venía a presentar la solicitud de registro.

Muy a las prisas, un saludo de lejos y luego acceder al salón de sesiones para formalizar el registro. “Faltó Anuar” dijo alguien por ahí “tiene covid” respondió otro. “¿Y Enrique?”. No, no se vio a Enrique.

Las puertas se abrieron dejando pasar a los de afuera a la explanada interior del instituto; apenas lograron cubrir la mitad. Una buena parte buscó refugio de los rayos del sol en las orillas a la espera del momento en que vinieran los mensajes mientras una voz masculina recordaba los hashtags con que se debían acompañar los mensajes en redes sociales.

El acceso al IEEM era complejo

Cumplido el trámite interno, llegó el momento del discurso que se quedó falto de arenga. Los protagonistas salieron al escenario preparado para hablar, pero mientras lo hacían otros preferían salir rápido, quizás para evitar los tumultos del final o solo por haber cumplido con su presencia. Ernesto Nemer y María Elena Barrera fueron los primeros en salir, Carolina Monroy los siguió un poco después y parecía que Enrique Jacob haría lo mismo pero se quedó en amena plática a la altura del acceso.

Palabras que jamás prendieron. Uno a uno de los oradores hablaba sin ser escuchado más allá de las grabadoras que darían registro de lo dicho. Marko Cortés del PAN, Ángel Romero por el PRD, Mario Alberto Cervantes de Nueva Alianza y Alejandro Moreno del PRI antecedieron a Alejandra del Moral. Las porras de algunos de los de afuera se hacían escuchar, otros prefirieron mantenerse en las orillas mientras que los invitados especiales optaban por la charla entre amigos. Mientras los empleados del instituto aprovechaban la visita de las tradicionales huaracheras para salir a proveerse del tradicional manjar.

Una vez dicho lo que se tuviera que haber dicho llegó el momento formal de partir. Algunos corrían para hacerse los aparecidos y aparecidas en el camino de la futura candidata y sentir que fueron vistos para lo que sea que sirva ser vistos por ella entre el tumulto. Otros optaron por esperar que el gentío pasara para poder salir con calma. Alito y Ana Lilia fueron de estos. Las últimas fotos con la precandidata y fin.

No fue el registro de las otras campañas, no fue un evento priista ni perredista ni panista ni aliancista y, al mismo tiempo, fue un poco de todos ellos. Nada parecido a lo visto antes y muy lejos de lo que se esperaba que pudiera ser. Simplemente fue y ya.

TAR