Si hay una herramienta poderosa para quien se dedica al arte de la política esa es la palabra. Aquel que tiene el don de hablar en público, sea frente a un pequeño auditorio o ante una gran multitud, con ideas claras, lúcidas, sin tanto rollo, pero sobre todo con mensajes convincentes, es quien puede granjearse la confianza de su audiencia. Y si se trata de una elección el orador podrá contar con un voto más para su causa. Si bien en los tiempos que corren hay infinidad de maneras y canales para que quien busca un puesto de elección popular haga llegar su mensaje, nunca nada es igual al hecho de hablar de frente a la comunidad, improvisadamente, sin acartonamientos ni poses estudiadas, sea en la plaza pública, en un auditorio o frente a un entrevistador.
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Una herramienta igual de importante es la posibilidad de quien aspira a un cargo de elección debate con sus adversarios para que la población en su conjunto pueda contrastar las propuestas, los programas, las plataformas. Los debates son una herramienta sin igual que en los países más desarrollados permiten a los ciudadanos conocer más de cerca a los candidatos y sus propuestas. En México, pese a ejercicios aún incompletos se ha ido avanzando en ese terreno desde 1994, año en que por primera vez se realizó un debate entre candidatos a la presidencia de la república. Curiosamente pese a que hubo casi unanimidad de que el gran ganador de ese encuentro fue el panista Diego Fernández de Ceballos, quien finalmente se alzó con el triunfo en las urnas fue el priista Ernesto Zedillo.
Esta semana tocará el turno de participar en un debate a las candidatas a gobernar el Estado de México: Delfina Gómez y Alejandra del Moral. Ambas aspirantes tienen experiencia en el uso de la tribuna a nivel federal. La primera fue senadora y la segunda diputada. Adicionalmente ocuparon cargos públicos que las han llevado a hablar frente a diferentes audiencias, como alcaldesas las dos, como secretaria de Educación a nivel federal la morenista, como secretaria del Trabajo y de Desarrollo Social a nivel estatal, la priista. Ninguna deberá tener problemas para encarar el primer debate que estará bajo la coordinación del Instituto Estatal Electoral.
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Ambas aspirantes deberán llegar preparadas con su mejor repertorio de propuestas, pero también, deberán estar atentas a los cuestionamientos y acusaciones de su adversaria. Gómez seguramente será cuestionada por el diezmo que se cobró a los burócratas de Texcoco cuando fue alcaldesa y Del Moral deberá explicar cómo ha podido dirigir y servir a un partido y gobiernos identificados a lo largo de décadas con la corrupción imperante en el país. Los ciudadanos sin duda serán los más beneficiados en escuchar los argumentos de ambas para así poder tomar una mejor decisión respecto a su voto. Evadir o dar vueltas a una pregunta de un debate ha sido en otros ejercicios similares un recurso del que se han servidos algunos candidatos. Cada una de ellas, en este caso, sabrá si jugar esa carta les afectará o no.
REBURUJOS
La carrera por la candidatura presidencial al interior de Morena va a todo galope. Las tres corcholatas del gabinete, más el líder del Senado, están metidos de lleno en sus eventos públicos a nivel nacional. Hasta el presidente López Obrador alienta la competencia. Ojalá y que por la euforia de buscar la candidatura no descuiden sus responsabilidades que tienen en la administración pública.