Intensifican protestas familiares de presos que piden amnistía en Toluca

Un día después de encadenarse, mujeres ahora se encarcelaron frente a Palacio de Gobierno, manifestación con la que advirtieron que irán subiendo de tono las acciones que lleven a cabo para lograr diálogo y libertad de 25 de presos mediante la figura de amnistía de alto impacto.

La nueva resistencia se alargó a más del mediodía del viernes, en la que las participantes llevaron consigo toda la infraestructura para montar dicho escenario para escenificar lo que viven sus internos diariamente.

Las féminas se introdujeron a la celda de una dimensión de dos por dos metros cuadrados. En el espacio gritaron consignas y posturas de cada uno de sus casos, además de pintarse en las palmas de las manos “libertad y justicia”.

Todo lo anterior ante los ojos de las mujeres policías, transeúntes y conductores que pasaron por la zona, quienes mostraron su asombro de lo que pasaba.

Intensifican protestas familiares de presos que piden amnistía

Daniel Plácido Arroyo, estaba en los últimos semestres de la carrera de Derecho, cuando un día lo detuvieron por un homicidio en donde un solo testigo lo inculpa, cuando presentó seis en donde lo sitúan en otro lado. Está sentenciado a 65 años de prisión.

Desde hace tres años su madre, Celia Arroyo Ferrer y familia, luchan para que salga de prisión bajo amnistía, pues aseguran es inocente, sin embargo, aunque llevan esperando a que se resuelva su caso, no hay avances sustanciales.

Este jueves la mujer de la tercera edad fue de las participantes que se encerraron en una celda frente a palacio de Gobierno para que las escuchen y las ayuden a resolver sus solicitudes de amnistía por delitos de alto impacto.

“Lo qué pasa es que en el Estado de México los jueces no quieren aceptar que hacen mal las cosas… han trabajado pero no hay avances, no quieren reconocer que se han equivocado, y no tienen el deseo de ayudar a la gente, aún con que están las pruebas ellos no reconocen eso”, dijo.

Carlos lleva ocho años en prisión

Desde dentro de la celda y sin contener el llanto, Lilia López González, narró que ella se manifiesta y marcha para exigir la liberación y para proclamar la inocencia de su esposo Carlos Martínez Reyes, acusado de homicidio y quien ya lleva ocho años en prisión.

Narró que desde que conoció a su esposo ha sido un hombre trabajador, que no tiene vicios y que es buena persona y que está en el penal de Santiaguito, en Almoloya de Juárez por una injusticia.

“Es impotencia y coraje y dolor, es lo que le digo a mi esposo, tengo mucho dolor, dolor que me dejó con esta carga, yo le digo he venido a las audiencias, andaba yo solita, mis hijas las dejé en casa… me decían que te dicen de mi papá y pues le digo que dicen que es culpable pero él no es culpable… yo les exijo su libertad por favor y que revisen su caso”.

Yolanda Sánchez Miranda, es mamá de Jesús Gamboa, acusado de homicidio y quien lleva ocho años en prisión, también solicitó amnistía por delito de alto impacto, que hasta ahora no lleva ningún avance a pesar de que lleva tres años esperando un resolutivo.

Ha marchado, se rapó, se sacó sangre, hizo huelga de hambre varios días, simuló ser víctima de tortura en cárcel, pero nada ha rendido frutos y ya está enojada y frustrada de que no les hagan caso.

Yolanda se rapó, sangró, hizo huelga de hambre pero nada ha rendido fruto

Por ello pidió que se instruya a la Fiscalía General de Justicia a documentar bien las carpetas que integra, a obtener pruebas y dejar de fabricar culpables, porque al encarcelarlos y juzgar a inocentes, se llevan a la cárcel a toda una familia.

“Estamos conscientes de que se les acusó de un delito de alto impacto pero él no lo cometió, le pedimos al gobernador que comunique a la Fiscalía que busque a los culpables, que salga a las calles a hacer su trabajo de campo y detenga a los responsables para que libere a nuestros familiares porque están pagando un delito que no cometieron”, dijo.

Pese a los rayos del sol, hasta la tarde las mujeres se mantenían encadenadas detrás de los barrotes de la celda a la que ingresaron para protestar.

SPM/ TAR