Un predio entre las pirámides del Sol y de la Luna, alberga a la llamada Plaza de las Columnas, cuyos hallazgos en este complejo refuerzan la hipótesis de que la élite de la cultura Maya tuvo una correlación directa con los gobernantes de Teotihuacán.
Se trata de un proyecto de investigación del arqueólogo Saburo Sugiyama iniciado en el 2015, ya con ocho temporadas.
Desde entonces, en los diferentes pozos de excavación se han recolectado más de mil 500 fragmentos de pintura mural maya, un sin número de restos de cerámica, así como dos depósitos con más de 3 mil restos humanos.
Plaza de las Columnas, evidencia Maya en Teotihuacán
También rastros de lo que pudieron ser rituales y hasta la tenencia de animales exóticos en cautiverio, tales como un mono araña, águilas reales o un puma.
En un recorrido, el arqueólogo japonés con 40 años de investigación en este sitio arqueológico del Estado de México, dio a conocer parte de los avances de este proyecto.
Con su equipo de trabajo, liderado por su hija la profesora Nawa Sugiyama, destacaron la evidencia de diferentes elementos que apuntan a que el complejo estaba destinado a personas de alto rango social y político, encargados del control administrativo de la urbe.
Por su arquitectura y basamentos piramidales de gran altura, esta sería la cuarta plaza de mayor relevancia dentro del conjunto central de la zona arqueológica, después de las plazas del Sol, de la Luna y La Ciudadela.
La excavación actual se ubica paralelo a la Calzada de los Muertos, donde suponen que se trata de un conjunto habitacional y administrativo.
Saburo Sugiyama reconoció que tras hacer el registro y el traslado del material a los talleres, se ha optado por mantener el complejo arquitectónico cubierto para garantizar su preservación.
Derivado del estudio y recopilación de las miles de piezas encontradas, los arqueólogos han determinado con pruebas químicas que el pigmento de los murales encontrados era propio de la cultura Maya.
Nawa Sugiyama detalló la evidencia de un mono araña proveniente de una región tropical, quizá como un regalo diplomático, que fue hallado atado de espalda con un águila real.
Las osamentas completas del mamífero y el ovíparo se encuentran resguardadas.
Y se estima que en el caso del mono, al momento del probable sacrificio, tendría entre cinco y ocho años de edad.
Otras piezas corresponden a cráneos de personas que suponen los arqueólogos no eran residentes Teotihuacanos, sino foráneos.
También se encontraron rastros de habitantes
Entre sus características hallaron dientes con orificios en los que pudieron tener incrustaciones de piedras como el jade o pirita.
Como cada Verano, se prevé que las excavaciones en la Plaza de las Columnas continúen en los años venideros.
Saburo Sugiyama reconoció la magnitud de lo que pudo ser la ciudad de Teotihuacán.
Misma que con sus siete etapas de construcción abarcaba alrededor de 25 kilómetros, pero solo ha sido estudiada en un cinco por ciento.
SPM