La Línea 4 del Mexibús, que pasa por Ecatepec, cambió por completo la imagen de los vestigios que quedan del Albarradón, un dique construido en el siglo XVII que ayudó a contener y regular los niveles del agua de las lagunas de Zumpango y Xaltocan, para evitar que se derramaran sobre el lago de Texcoco e inundaran lo que fue la gran Tenochtitlán.
El pasado 24 de febrero iniciaron las pruebas preoperativas del nuevo sistema de transporte articulado que transportará a unos 230 mil pasajeros diarios desde el municipio de Tecámac al paradero del Metro Indios Verdes.
A la altura de Ecatepec, las estaciones Puente de Fierro e Izcalli Palomas, así como los carriles confinados quedaron paralelos al monumento histórico, lo que no sólo cambió la imagen urbana de la zona, sino que prácticamente invisibilizó los restos de una obra de infraestructura hidráulica de suma importancia en la época prehispánica y colonial.
De por sí olvidada y deteriorada en más de 60 por ciento, el Albarradón se conservó en algunos tramos con la autorización del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), pero eso no fue suficiente para atender el llamado que por años hicieron algunos activistas que exigían su restauración total.
Los historiadores indican que el Albarradón fue construido en 1604; durante tres siglos -del XVII al XIX- tuvo la función de impedir que se mezclaran las aguas dulces de la Laguna de Xaltocan con las aguas saladas del Lago de Zumpango.
También era el único camino hacia Veracruz tanto en la era prehispánica como en la Colonia; por esa vía se transportaba el pescado desde el Golfo y por ahí también cruzaron todos los virreyes de la Nueva España.
Ese mismo camino hoy es parte de la carretera libre México-Pachuca; con el tiempo las lagunas se secaron y hoy son zonas de fraccionamientos y viviendas con un nuevo sistema de transporte masivo que pretende atender la demanda de movilidad en esta región densamente poblada.
ASME
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