Cultivo de olivo en Chimalhuacán, tesoro en medio de la mancha urbana

 Asociado a la paz, la victoria, la salud, la longevidad y hasta la inmortalidad, el olivo llegó hace unos 500 años a México y fue plantado por los misioneros Franciscanos y Dominicos durante la evangelización de los pueblos prehispánicos. 

 Así llegó al señorío de Texcoco y hoy, 500 años después, esta especie proveniente de la zona del Mediterráneo, según la tradición oral, afianzó sus raíces en un pedazo de tierra mexiquense: Chimalhuacán. 

Chimalhuacán productor de olivo

 De acuerdo con especialistas, este municipio tiene un microclima que favorece el desarrollo del olivo.  

 “Por las condiciones ambientales de la zona, la producción de esta planta llegó a ser inclusive un poco más redituable que los olivares originales en el continente europeo; debido a esto llegó el momento en que el rey Carlos III mandó a talar todos los olivos de la Nueva España, entonces como tal, los olivos centenarios que persisten actualmente de esta Ruta del Olivo, podrían considerarse como sobrevivientes de esa política de exterminio”, refiere el Biólogo Roberto Mendoza, integrante de la Asociación de Arboricultura de Texcoco, quien participa en el Censo Forestal del Olivo en Chimalhuacán. 

 El cultivo de la aceituna, fruto del olivo, ha sido para los pobladores de este municipio, no sólo una fuente de ingresos sino un símbolo de identidad, historia y tradición. 

 Esmeralda García, vecina del barrio Xochiaca y heredera de esta actividad comparte: “Desde pequeña me acuerdo que nos ponían a cortar el olivo de los árboles y pues sí ahorita nuestros hijos que sería la quinta generación ellos también ya saben agarrar su cubetita y cortar nosotros lo hemos aprovechado en muchos beneficios, por ejemplo para el consumo propio y para venta y sobre todo para mantener la tradición”. 

En Chimalhuacán la aceituna ha enriquecido la gastronomía local, pues además de acompañar platillos originarios de países como España, Grecia, Italia o Israel, ahora acompaña los tradicionales tamales, el ahuautle y los sopes, entre otros. 

“Don Aceituno” un proyecto para activar la economía de Chimalhuacán

 Y hay familias que una vez consolidada su producción de traspatio para la gastronomía, han aprendido a transformarla artesanalmente en otros productos como champú, jabón y aceite… 

 “Nuestro proyecto se llama ‘Don Aceituno’, decidimos hacer productos derivados: ya hacemos una aceituna untable, un pesto de ajo, un pesto de jitomate, un pesto de albahaca, unos aceites ya también saborizados, tenemos diez o 12 sabores, unos impensables que serían aceite con cacao, aceite con lavanda, aceite con hierbas finas y un toque de canela y flor de sal, tenemos con ajo y chile con ajo, tenemos cinco chiles, cinco pimientas”, enumera Elia Buendía, cuya familia impulsa la producción y el consumo de la aceituna.  

Para potenciar la producción de la aceituna y sus derivados, autoridades locales junto con la Asociación Civil Arboricultura de Texcoco, investigadores de la Universidad Autónoma de Chapingo (UACh), del Colegio de Postgraduados y los propios productores, emprendieron un proyecto que permitirá conocer el número de olivos, su antigüedad y los beneficios medioambientales y económicos que representan para este municipio del oriente del Estado de México.  

Especialistas realizan “Censo Forestal de Olivo en Chimalhuacán”

 Se trata del “Censo Forestal de Olivo en Chimalhuacán” que inició en 2021, cuando se estimaba que en este municipio existían sólo 200 árboles de olivo, y gracias al cual hoy se tiene el registro de cerca de 2 mil árboles de esta especie. 

 Así lo conforma Jonathan Noriega, Jefe del Departamento de Fomento Agropecuario del Ayuntamiento, quien explicó que gracias a este estudio multidisciplinario, en el que participan biólogos, arboristas, ingenieros, químicos e ingenieros agrónomos hoy se sabe que no sólo hay olivos en los barrios antiguos de Xochiaca, Xochitenco y San Lorenzo, sino que crecen en todo el territorio municipal. 

 “No ha sido fácil tener este registro, ya que mientras algunos árboles están en las parroquias, en parques o incluso en jardineras, en las mismas calles, muchos se encuentran en patios o en espacios privados, pero ya tenemos un conteo de dos mil árboles, incluso sólo dos familias que se han enfocado en la producción de la aceituna tienen cerca de mil, es decir la mitad de los árboles que tenemos censados”, detalló. 

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Árboles de Olivo con más de 200 años de edad

De acuerdo con el cronista Tomás González Valverde ;

“Los árboles de olivo los trajeron los evangelizadores, si ustedes se fijan, en la mayoría de las parroquias antiguas todavía podemos encontrar árboles o troncos de mucha antigüedad, aquí por ejemplo en la iglesia de Santo Domingo de Guzmán tenemos algunos todavía que se conservan y no nada más en esa, sino en otras parroquias y la gente al ver los árboles se los comenzó a llevar a sus casas para plantarlos”. 

 En 2020 este árbol, que se erige a un costado de la parroquia del barrio de Xochiaca, fue reconocido como Olivo Patrimonial de América del Norte dentro del Concurso Internacional de Olivos Patrimoniales SUDOLIVA, el cual se llevó a cabo en Perú y en el que participaron más de 20 ejemplares de países como Chile, Perú, Argentina, Uruguay, Brasil y Colombia. 

 Un análisis científico determinó que este árbol tenía una edad de 297 años -en este 2023 está cumpliendo 300 años- sin embargo, hay ejemplares con una antigüedad de hasta 500 años, como los del Jardín de la Parroquia de Santo Domingo u otros que se aferran con todas sus raíces a la vida, en plena vía pública. 

 “El impacto y el objetivo directo del censo forestal de olivo en Chimalhuacán es el desarrollo económico del municipio y de los productores, censamos los olivos con un software que nos determina cuánto carbono se captura, o sea todos los servicios ecosistémicos que nos brinda el árbol y además también estamos datándolos para saber la edad de cada uno y continuamos los trabajos para conocer más sobre ellos”, explica Jonathan Noriega. 

 El proyecto también pretende mejorar las técnicas para siembra, poda y cuidado de los olivos y el cultivo, tratamiento y transformación de la aceituna. 

 “El objetivo del censo es que tenga un impacto social, porque si la ciudadanía no sabe lo que tiene no va a saber cómo cuidarlos, entonces ese sería como que una de las visiones más importantes o prioritarias que tenemos”, detalla la arborista Cecilia Reséndiz. 

 Y hoy, nuevas generaciones se han interesado por incursionar en el cultivo del olivo no sólo con una visión empresarial, sino para continuar con una historia y preservar sus tradiciones y su identidad  

 “Tenemos pensado implementar como una empresa familiar donde sea nuestro beneficio y darle trabajo a los demás, ahorita contamos con 162 plantas en este terreno ya que, bueno esta por así decirlo es mi herencia y es donde yo tengo estas plantas, nuestra meta a producir son dos toneladas por árbol”, comparte Cuauhtémoc Buendía Izquierdo, cuyos padres, abuelos, bisabuelos y tatarabuelos han cultivado el olivo por más de un siglo. 

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Los productores de Aceituna de Chimalhuacán y Chiautla, adquieren prestigio internacional

Hoy Chimalhuacán y Chiautla, en menor medida, son los dos únicos municipios del Estado de México productores de aceitunas y sus derivados, cuya calidad le ha dado a Chimalhuacán reconocimiento internacional a través de pequeñas empresas familiares como Kasbah, La Casa de la Aceituna y Don aceituno, entre otras. 

 “Buscamos que sea orgánico o que sea natural por así decirlo, que la gente coma algo que le satisfaga en sabor pero también en cuanto a que seamos agroecológicos, que no tengamos que utilizar pesticidas u otros químicos, esto pues nos ha venido muy bien para la gente que le gusta ahora que también ya es muy, muy necesario para nosotros ser agroecológicos y tener menos contaminación posible de aguas de las tierras, pues la verdad nos está ayudando mucho aquí a Chimalhuacán y a Xochiaca en especial, para que la gente le tenga más amor a sus árboles”, dice orgullosa Elia Buendía, agroempresaria y promotora cultural. 

 Ella y su esposo Guillermo Barragán “Don Aceituno” producen cuatro variedades de aceituna: Gordal, Picual, Arbequina y Manzanilla de la cual no sólo extraen el aceite de olivo, sino que elaboran subproductos “preparamos una pasta untable muy sabrosa que en España le llaman tapenade o en Israel le llaman Tajiné, ese es un producto nuevo que mi esposa elaboró, se fue a estudiar para hacerlo y tenemos la patente en México con nuestra marca”, comparte Don Aceituno.

DB