Las víctimas de Tlaxcoaque estuvieron presentes en la premier del documental sobre la cárcel clandestina que tenía la policía del aquel Distrito Federal durante la Guerra Sucia. Foto: Alan Luna

“Tlaxcoaque”, una mancha de sangre y tortura

“Cuántos infiernos me esperan en la vida”… y con esta pregunta da inicio el documental titulado “Tlaxcoaque” el cual cuenta las atrocidades que se vivieron en la “Guerra sucia” dentro de una cárcel semiclandestina justo abajo de las extintas oficinas de la policía capitalina de la Ciudad de México en la década de los 60, 70 y 80 que el sismo de 1985 afectó y por ello cesaron las torturas y desapariciones forzadas.

Dicho lugar, que en la actualidad luce como un memorial por lo que se vivió ahí, fue un punto de transgresión a estudiantes, homosexuales y toda aquella persona que pensara diferente al gobierno neoliberal y priísta.

“Tlaxcoaque”, una mancha de sangre y tortura

Y pese a que los documentos que existen sobre las prácticas que realizaba la policía en este lugar son casi inexistentes, Pepe Acosta, director y productor, se dio a la tarea de buscar a los sobrevivientes para que con su testimonio no muriera esta parte de la historia del México represivo y autoritario.

“Este documental, fue muy coyuntural, de repente la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, decide, abrir este sitio y decir qué está pasando ahí, que hay que retomar esta historia y tiene éxito.

“Entonces da la orden de empezar las investigaciones y la coyuntura como un medio público (Capital 21) nos dijeron que iban a abrir esto que si queríamos documentarlo obviamente dije que sí.

“Más allá de lo que ya se sabía, porque efectivamente ya se sabe todas las atrocidades que ahí pasaron, el hecho es que lo abrieran, era lo importante, pero sabíamos que no íbamos a encontrar los archivos exactos y la documentación que nosotros hicimos, con respecto al audiovisual, es como tratar de transmitir los olores y las sensaciones de lo que había ahí adentro”, explicó el también encargado de Capital 21, empresa pública que fue encargada de la producción de dicho material.

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Por esto, la realización de “Tlaxcoaque”, empezó de cero, sin saber cómo sería contado, hasta que consiguieron dar con las personas que fueron llevados a dicha garita donde vivieron toda clase de agresiones, tanto físicas como psicológicas.

“No había nada empezamos de cero los archivos que se lograron acceder fueron mínimos, las fotos que se llegaron a tomar son dos o tres y mal hechas.

“Por eso es que después de haber entrado a las entrañas del pasado asqueroso de uno de los peores momentos que le ha pasado a México y no había nada más que tres archivos y ni siquiera existía el mapa y se pedía y nadie se había dónde estaba o dónde quedó; entonces por eso fue la búsqueda de las víctimas que estuvieron ahí y son ellas las que nos terminan contando todo lo que pasó ahí, ellos cuentan en primer plano y cuentan su historia.

“La parte institucional que se ve ahí (documental) fue la más fácil, tenemos una comisionada de Derechos Humanos (Rosario Ibarra) y una Fiscal (Ernestina Godoy) que nos abrieron las puertas y nos revelaron sus pensamientos y sus planes a seguir con la investigación.

“Pero en realidad, el periodo de Tlaxcoaque fue un periodo que se dio en la Guerra Sucia y que se siguió y la gente que estuvo ahí ya están muy grandes y muchos ya no pueden dar el testimonio porque ya fallecieron o ya no pueden hablar y fue la búsqueda de los que están vivos lo fuerte

“Aquí lo curioso fue que a todos los que encontramos siguen en la lucha, mantienen esa ideología, esa lucha, si uno les da un rifle, el mismo que toman para defender las libertades y la justicia, pero siguen ahí y siguen de pie y afortunadamente siguen queriendo contar algo que nunca los dejaron contar y que sólo lo contaban entre familia y que ahora un medio público está sacando sus testimonios”, aseguró Pepe.

Piden sobrevivientes no olvidar para hacer justicia

Conforme los testimonios pasan “Tlaxcoaque” se va revelando como una mancha de sangre y tortura, en los sexenios de Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría, José López Portillo y Miguel de la Madrid.

Lourdes, una de las sobrevivientes de aquella cárcel, en exclusiva para La Jornada Estado de México, reveló que tras el llamado Jueves de Corpus o Halconazo (1 de junio de 1971) la policía intensificó las redadas a estudiantes quienes muchos cayeron en ese lugar y algunos, muy pocos, tuvieron la suerte de ser trasladados a cárceles como Santa Martha Acatitla, (mujeres) y Lecumberri (hombres), para cumplir condenas de hasta más de cinco años de prisión, pero los demás desaparecieron.

“Yo pensé que no iba a ser tan fuerte recordar, pero a la mera hora cuando estaba ahí enfrente de la cámara me tuve que acurrucar al lado de mis amigas que estaban ahí.

“Porque con todo y que eran mis propias palabras y tal vez las propias palabras como ya las conozco pueden tener menor impacto, sin embargo, como es mi vida sí sentí fuerte.

“Nunca se olvida ni quiero olvidar, yo soy poeta y mis poemas todos son rebeldes y hablan de mi coraje y de mi rabia y si se me acaba eso dejo de ser yo misma porque nunca dejaré de pensar que vivía en un estado criminal y que yo era una maltratada más por ese estado y que de alguna manera las cosas han cambiado, pero no como para pensar en que vivo en una sociedad distinta.

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“La impunidad sigue y hay muchas cosas que se mantienen quizás ya no me toque luchar porque creo además que es una lucha que debemos de emprender todos”, expresó.

Y es que en esas épocas el ser estudiantes, tener un pensamiento comunista para erradicar la pobreza y la ideología de ser un país unido era perseguido por el estado.

Pero también fueron perseguidos cualquier grupo que se identificará con la guerrilla que se gestó e Guerrero con Lucio Cabañas (maestro) y Genaro Vázquez Rojas (líder siindical del magisterio guerrerense).

Y Lourdes era una de ella, quien confesó ser todavía parte de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR) y que gracias a que dejó atrás un matrimonio donde vivía agresiones, tomó las armas, físicas como intelectuales, pluma, papel, charlas, se vio empoderada y llena de esperanza por cambiar a México.

Desean que los jóvenes vean el documental

Y a sus 83 años, la escritora asegura no arrepentirse de nada y por ello se animó a salir en el documental para que los jóvenes conozcan y no olviden que en aquel lugar donde se encuentra la capilla de la Santísima Concepción hay una historia de terror.

“Ahora López Obrador acapara todas las voces, pero no, hay muchos mexicanos que tenemos que decir muchas cosas, para que los jóvenes sepan de su historia.

“Por fortuna yo estuve muy poco en esa mugre donde las ratas se paseaban enfrente de mí, Yo pensaba que iba a mutar al revés, que iba a mutar hacia la nada, hacia la animalidad porque no era posible lo que yo estaba viendo y viviendo.

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“Ahí estaba lo más perverso del ser humano porque las manchas de la tortura se veían en mi celda, yo estaba sola no había nada en mi celda, sólo mugre, ratas, cosas no humanas; no me dio miedo, me dio desconsuelo tal vez perdí algo que después reencontré fue más bien lo que necesitaba era consuelo que alguien me dijera que estaba conmigo y que me apoyaba, pero yo estaba sola. Nunca me he arrepentido de nada, nunca he pedido clemencia a nadie, nunca he llorado”, dijo.

“Tlaxcoaque” se estrenará por Capital 21 el próximo lunes 2 de octubre y estará ese mismo día disponible en el canal de YouTube de dicha empresa de comunicación, para que los jóvenes puedan acceder a este documento audiovisual.

Y es que la memoria es el alma para hacer justicia a los desaparecidos, asegura Lourdes sin antes de asegurar que los infiernos se viven en este plano y ella y sus compañeros ya han vivido el peor y en su país.