Combate a la corrupción en Edoméx

Para quienes crean que no va en serio el combate a la corrupción por parte de la gobernadora Delfina Gómez Álvarez va en serio y ya hay advertencias. Hay quienes creen que al hacer la Declaración de Bienes, entre menos se ponga será mejor y esconden muchas de las propiedades, bienes o ahorros en cuentas bancarias que tienen. Al final si se le descubre será peor. 

La corrupción no es privativa de México, en todo el mundo, pero se estancó, desde hace tres años, en el lugar 124 de 180 países. Es un lastre que frena el desarrollo, distorsiona la competencia, desvía recursos destinados a los más vulnerables y menoscaba la confianza en las instituciones. Cuando la corrupción es tan evidente en un gobierno, lo que está en juego es el contrato social entre gobernantes y gobernados. Ya lo vimos con el PRI, la administración de Enrique Peña Nieto como presidente y esa percepción de corrupción e impunidad hundió a su partido que se encuentra agonizante.

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El excontralor de la Legislatura local y contralor de la Universidad Autónoma del Estado de México, Victorino Barrios Dávalos, ya lo ha comentado: “Hay muchas maneras de descubrir a quienes están sirviéndose con los recursos públicos”. Y bueno, de eso deben estar conscientes todos los colaboradores de la maestra Delfina Gómez.

Acabar con los malos manejos y la posibilidad de enriquecimiento ilícito puede hacerse con la vigilancia a través de la Declaración de Bienes, cuánto tienes y con cuánto te vas, de acuerdo con lo que recibes de salario. Estar pendientes del Registro Público de Vehículos nacional (Repuve) para detectar adquisición de vehículos lujosos a nombre del servidor público o familiares. En la entidad la Secretaría de Finanzas tiene su propio registro y para el caso de servicio público, la Secretaría de Movilidad.

Revisar de manera constante el Instituto de la Función Registral del Estado de México (IFREM) para compra de propiedades. Entonces, como dice Barrios Dávalos, es muy fácil contener. Pero, además, a quien se detecte no sólo que sea despedido, sino que se le finquen responsabilidades. Es decir, acabar con la impunidad.

Es claro que la corrupción se da donde la rendición de cuentas es débil, la transparencia es mínima y las sanciones son inexistentes o ineficaces. Por eso la importancia de que al que se detecte, se le sancione. En muchos lugares se ve la corrupción como “normal”, se pide el famoso “diezmo”, pero hay quienes piden hasta el “veintezmo” y “treintezmo”- A ese grado se ha llegado. Se hacen negocios con el gobierno, y se genera un “impuesto extraoficial”. Todo ello, sumado a la ineficacia o falta de voluntad para combatirla, hace que continúe y eleve sus dimensiones.

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La corrupción, por supuesto, tiene un alto costo y es difícil saber cuánto cuesta al erario y con ello a los bolsillos ciudadanos, pero en el mundo son cientos de miles de millones de pesos. Se hacen multimillonarios unos cuantos a costa de la pobreza de miles más. 

Para combatirlo hay especialistas que dicen que debe haber transparencia y rendición de cuentas, fortalecimiento de instituciones judiciales, educación y conciencia pública, entre otros. Lo cierto es que hay quienes deben dar un primer paso. La gente tiene la esperanza de que verdaderamente haya un cambio y comience a verse lo más pronto posible, aunque no es fácil, ni tampoco hay soluciones mágicas, pero se puede avanzar, y bien.

SPM