La información acerca de la escasez de agua en una gran parte del territorio de México es preocupante y debe recibir atención de primera relevancia, sin embargo, sabemos que, contar con una cantidad adecuada de agua para los diferentes usos poco tiene que ver con la cantidad disponible, sino que responde en mayor medida a una adecuada gestión.
En las últimas décadas la atención a la demanda comienza a tener mayor relevancia, aunque aún es necesario se vincule a nuestra forma de producción y consumo para que se llegue a la raíz de un problema que está caracterizado por un incremento imparable de la cantidad de agua que requerimos para nuestras ciudades.
Existen iniciativas interesantes como las planteadas desde el PUMAGUA respecto a lo que han denominado Ciudades Hodrointeligentes, las cuales para llegar a serlo deben cumplir con criterios deseables en la gestión y vinculación con la población, pero que requieren de una fuerte institucionalidad para lograrlo.
Cuando conocemos los mapas de la república mexicana de sequía y escasez nos damos una idea de aquellas zonas donde el balance entre cantidad disponible y utilizada es deficitaria, recordemos que sequía es un déficit respecto a los valores promedio históricos, mientras que la escasez corresponde a factores económicos, por más que una zona desértica presente falta de lluvias, y de cuerpos de agua superficiales, y suponiendo que no hay actividades humanas, nadie puede hablar de escasez, sino de una zona con baja disponibilidad natural.
Como comentamos, es necesario incluir las variables económicas y sociales para contar con un mapeo de aquellas zonas donde independientemente de su disponibilidad de agua, cuentan con las capacidades para una gestión adecuada del agua, tomando en cuenta la infraestructura, la planeación urbana y económica, prestadores de servicios con la capacidad institucional suficiente para plantear las mejores soluciones, donde no se sobre exploten sus recursos, donde se cuente con las inversiones suficientes, donde exista regulación y controles en el manejo de sus recursos apegados a las mejores prácticas de anticorrupción, y finálmente que se tome en cuenta a la población y su diversidad cultural.
Por lo anterior proponemos y en ello estamos trabajando, en la creación de un índice de “escasez hídrica virtual”, donde se tomen en cuenta los aspectos mencionados, y que se pueda identificar aquellos territorios donde independientemente de su volumen de recarga anual y de variación climática, se pueda saber en qué zonas la escasez es debido a un mal manejo de la gestión del agua.
Esto permitirá que se evalúe y dé seguimiento a acciones que son responsabilidad de los responsables de aplicar el modelo de gestión del agua actual, se dejaría de culpar a la sequía y otros eventos climatológicos por la falta de agua, y se pondrían los puntos sobre las íes en que es lo que se está y no se está haciendo bien.
Para ello estamos proponiendo algunas variables como las que ya señalamos y que se espera tenga un valor agregado para las decisiones de política económica que se deban tomar, por ejemplo, el fenómeno de “Nearshoring” deberá tomar en cuenta más que las zonas de mayor volumen de lluvia y, por tanto, de recarga, aquellas que tengan un mejor índice de “escasez hídrica virtual” ya que esto garantizará que la gestión del agua en esa zona garantiza un equilibrio en la cantidad de agua que se asigna a cada uso, que se maneja con eficiencia el recurso (bajas pérdidas de agua), se realizan las obras de infraestructura necesarias, que cada uso del agua lo utiliza bajo óptimas condiciones, en general, que se toman las mejores decisiones para un futuro sostenible.
DB