Dra. Matilde Valencia-Flores
Buena parte de nuestra vida transcurre en el sueño durante el cual el organismo realiza un sinfín de funciones que son vitales para la salud, en el caso de las mujeres, en el período de embarazo esas funciones y otras específicas son aún más relevantes.
Nicturia: ya me acosté, pero tengo que ir al baño
La nicturia, como se conoce al incremento de la producción y emisión de orina por las noches, con dos o más micciones, conduce a la falta o privación de sueño, lo que puede provocar agotamiento, cambios de humor, somnolencia diurna, deterioro de la productividad, mayor riesgo de caídas y accidentes, fatiga, letargo, falta de atención y disfunción cognitiva. Las mujeres de cuarenta años o más tienen una incidencia del cuarenta por ciento de nicturia, y las mujeres embarazadas frecuentemente sufren de nicturia que casi siempre se resuelve espontáneamente aproximadamente tres meses después del parto.
Se cree erróneamente que la nicturia es parte normal del envejecimiento. Una evaluación sencilla, basada en una historia clínica exhaustiva, un tamizado de diabetes, un diario miccional, un análisis de orina y una determinación del residuo postmiccional, puede identificar la etiología subyacente y proporcionar un tratamiento adecuado.
Embarazo y trastornos del sueño
Las pacientes que realizan al menos dos o más visitas nocturnas al baño por noche tienen más del doble de riesgo de sufrir fracturas y traumatismos relacionados con caídas. También se asocia con disminución de la salud física, obesidad, diabetes, depresión y enfermedades cardíacas.
La poliuria nocturna (producción urinaria nocturna superior al veinte por ciento del volumen total de orina de 24 horas en adultos jóvenes o superior al treinta y tres en personas mayores) es más frecuente en adultos mayores, mientras que en pacientes más jóvenes la etiología más común es una disminución nocturna de la capacidad de la vejiga. La cafeína y la ingesta excesiva de líquidos por la noche, así como el alcoholismo, pueden contribuir significativamente a este trastorno.
Más del cincuenta por ciento de los pacientes con nicturia de al menos dos veces por noche reportan condiciones comórbidas contribuyentes que incluyen diabetes, uso de diuréticos, hipertensión y apnea obstructiva del sueño. Otras condiciones médicas a considerar incluyen trastornos del sueño, problemas de visión que podrían predisponer a caídas al ir al baño por la noche, mareos y demencia. La obesidad duplica o triplica la incidencia de nicturia en ambos sexos. También se asocia con insuficiencia cardíaca congestiva, uso nocturno de diuréticos, edema periférico, ingesta elevada de sal en la dieta e insuficiencia venosa crónica en las extremidades inferiores.
El edema periférico puede contribuir a la poliuria nocturna. Cuando un paciente con edema importante en las extremidades inferiores se acuesta, gran parte del líquido sobrante regresa al sistema vascular, donde los riñones pueden excretarlo. Esto daría como resultado un aumento de la producción de orina poco después de que el paciente asuma una posición reclinada o supina. Este efecto puede minimizarse haciendo que el paciente eleve las extremidades inferiores en algún momento antes de acostarse, así como con el uso prudente y en el momento adecuado de los diuréticos. De manera similar, la insuficiencia cardíaca, el síndrome nefrótico, la insuficiencia venosa, la ingesta elevada de sodio e incluso el simple hecho de estar de pie durante mucho tiempo también pueden causar retención de líquido en exceso en las extremidades inferiores, que se movilizan una vez que el paciente se encuentra en decúbito, lo que provoca un aumento de la producción de orina poco después que el paciente se acuesta.
Beber grandes cantidades de líquidos poco antes de acostarse e ingerir cafeína o alcohol al final del día y antes de acostarse probablemente también contribuya a la nicturia. El uso de medias de compresión durante el día, especialmente por la tarde y la noche, también puede ayudar a minimizar el secuestro de líquido tisular en las extremidades inferiores antes de acostarse.
Manejo de la nicturia
El tratamiento de la nicturia de cualquier causa debe comenzar con medidas conservadoras, como la educación sobre la fisiología normal de la vejiga e intervenciones conductuales que pueden mejorar la micción nocturna; disminuir la ingesta de líquidos por la noche, evitar consumo de cafeína y alcohol puede proporcionar beneficios. Modificar el horario de administración de medicamentos diuréticos, el uso de medias de compresión y la elevación de piernas temprano en la noche, así como contar con un camino iluminado al baño para reducir el riesgo de caídas. Asimismo, el tratamiento de la Apnea Obstructiva del Sueño (AOS) con presión positiva en la vía aérea, y un entrenamiento con ejercicios para los músculos del suelo pélvico. Finalmente, realizar actividad física regular, como una caminata por la tarde, pero no demasiado cerca de la hora de acostarse.
Cambios del sueño durante el embarazo
El embarazo afecta muchos aspectos del cuerpo de la mujer, incluido el sueño. Las fluctuaciones hormonales, las transformaciones físicas y el estrés inherente al embarazo pueden alterar tanto la duración como la calidad del sueño. Noventa y siete de cada cien mujeres embarazadas informaron síntomas de alteración del sueño. Si bien la mayoría de los trastornos del sueño son reversibles después del parto, algunos cambios pueden indicar trastornos del sueño subyacentes.
El primer trimestre del embarazo puede traer consigo un aumento de la somnolencia, acompañado de alteraciones provocadas por náuseas, vómitos, dolor de espalda y micción frecuente. En el segundo trimestre, muchas mujeres experimentan una mejora del sueño y del estado de alerta durante el día. Sin embargo, este período también puede presentar nuevos desafíos, como los ronquidos, que cuando van acompañados de pausas respiratorias o somnolencia diurna podrían indicar apnea obstructiva del sueño, una afección relacionada con mayores riesgos de preeclampsia y diabetes gestacional.
El tercer trimestre puede ser el más difícil para dormir. Las causas comunes de interrupción del sueño incluyen movimientos fetales, aumento de la micción, acidez de estómago, malestar posicional, dolor de espalda, ronquidos y síndrome de piernas inquietas. La probabilidad de sufrir insomnio aumenta en el tercer trimestre; las investigaciones sugieren que más del cuarenta por ciento de las mujeres embarazadas experimentan este trastorno del sueño.
Factores de riesgo y trastornos del sueño
Los riesgos de desarrollar apnea obstructiva del sueño y síndrome de piernas inquietas aumentan durante el embarazo. La ansiedad y las fluctuaciones hormonales pueden contribuir al insomnio, complicando aún más los patrones de sueño. La diabetes gestacional, caracterizada por niveles elevados de azúcar en sangre, puede desarrollarse durante el embarazo. La evidencia muestra que las mujeres con diabetes gestacional tienen casi siete veces más probabilidades de sufrir apnea obstructiva del sueño en comparación con otras mujeres embarazadas.
El síndrome de piernas inquietas, una afección que implica sensaciones incómodas en las piernas y una necesidad irresistible de moverlas, afecta a alrededor del veinte por ciento de las mujeres embarazadas y alcanza su punto máximo en el tercer trimestre. La deficiencia de hierro es una causa común y este síndrome aumenta el riesgo de complicaciones como preeclampsia, hipertensión gestacional, parto por cesárea y estado de ánimo deprimido.
Los problemas de sueño durante el embarazo pueden afectar algo más que a la madre. La evidencia muestra que los bebés nacidos de madres con trastornos respiratorios durante el sueño (ronquidos, apnea y otras dificultades respiratorias durante el sueño) tienen más probabilidades de desarrollar complicaciones como ictericia, niveles bajos de azúcar en sangre, convulsiones o muerte durante el período neonatal. Se estima que entre el once y el veinte por ciento de las mujeres embarazadas padecen trastornos respiratorios durante el sueño.
Cómo dormir mejor durante el embarazo
Garantizar un sueño adecuado es crucial para el bienestar físico y mental de la madre. Hay que seguir hábitos de sueño saludables, como mantener un horario de sueño constante y limitar las siestas durante el día, además de considerar masajes en las piernas para aliviar los calambres o la sensación de piernas inquietas. Si se producen alteraciones importantes del sueño durante el embarazo, es preciso hablar con un obstetra o un profesional de atención primaria, e informar al médico si se comienza a roncar o se tiene sensación de piernas inquietas durante el embarazo, ya que esto puede indicar trastornos del sueño subyacentes que requieren atención.
SPM