Matlatzincas, una de las culturas indígenas más prominentes en el Estado de México, ha desempeñado un papel crucial en la historia y la identidad de la región. Originarios de la zona sur del valle de Toluca, se destacaron por su habilidad agrícola y sus estructuras sociales bien organizadas antes de la llegada de los españoles.
Según la obra del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), “Los Matlatzincas: Historia y Cultura”, estos eran conocidos por su dominio en la agricultura, especialmente en el cultivo de maíz, frijol y calabaza.
Utilizaban técnicas avanzadas de terrazas agrícolas y sistemas de riego que les permitían aprovechar eficientemente las tierras fértiles de la región del valle de Toluca. Esta prosperidad agrícola fue fundamental para su desarrollo como una sociedad estable y próspera.
Matlatzincas, legado de identidad indígena
Durante la Conquista española, los matlatzincas enfrentaron resistencia a la invasión europea y defendieron tenazmente su territorio. Según el Archivo General de la Nación (AGN), en el texto “Documentos de la Conquista Española en el Valle de Toluca”, el líder matlatzinca, Totoquilhuaztli, encabezó una serie de batallas contra los conquistadores españoles y sus aliados indígenas, buscando preservar su autonomía y forma de vida tradicional. Estas luchas marcaron un período de intensos conflictos que alteraron profundamente la estructura social y política de la región.
La integración de los matlatzincas en la sociedad colonial española fue gradual pero significativa.
El INAH señala que muchos matlatzincas adoptaron el catolicismo y se asentaron en las nuevas poblaciones fundadas por los españoles, conservando elementos de su cultura ancestral en sincretismo con las nuevas prácticas religiosas y sociales impuestas por los colonizadores. Esta fusión cultural y social contribuyó a la formación de una identidad mestiza única en la región del valle de Toluca.
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Elementos culturales de generación en generación
La conservación de muchos de sus propios elementos culturales, se han transmitido de generación en generación hasta la actualidad, dejando un legado evidente en diversas localidades del Estado de México, donde aún se celebran festividades tradicionales y se practican rituales ancestrales. Además, su influencia se refleja en la toponimia de la región, en la que muchos nombres de lugares tienen raíces matlatzincas.
Según la publicación del INAH, además del ramo artesanal, su cultura se ha preservado a través de festividades como la Fiesta de San Bartolo en Metepec, donde se celebran danzas y rituales ancestrales que honran sus raíces y cosmovisión. También de la arquitectura, con sitios como las ruinas arqueológicas de Calixtlahuaca, que muestran estructuras ceremoniales y residenciales que revelan su habilidad constructiva y su profundo vínculo con el entorno natural.
Asimismo la influencia matlatzinca se encuentra presente en la toponimia de numerosos lugares del Estado de México, donde nombres de pueblos y comunidades mantienen raíces de este pueblo originario, reflejando su presencia histórica y su contribución a la geografía local.
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