Hace unos meses una paciente habló durante su sesión sobre el libro “Romper el círculo” de Colleen Hoover, motivo por el cual decidí leer el libro, ¡y me encantó! No solo por la historia sino porque en lo personal me gustó el estilo de la autora y a partir de ahí, leí varios de sus libros, poco tiempo después, surgió la noticia de que el libro mediante el cual empecé a leerla se llevaría a la pantalla, cuando llegó el momento mi hija, que sabía que amé el libro, me invitó a ver la película y mi expectativa respecto a la misma fue sumamente satisfactoria, no soy crítica de cine, así que mi columna de hoy no se refiere a una crítica respecto al libro ni a la película, lo que a mí me parece relevante desde mi perspectiva como mujer y como psicóloga es la reacción que ha provocado en un número altamente elevado de público femenino, ¿por qué nos mueve tanto esta historia?…
Muy cerca de mi asiento en el cine escuché llorar a otras mujeres durante y al final de la historia, he visto la sensación que ha despertado el ir a ver la película acompañada de tus amigas y de mujeres importantes en tu vida, pero, aquí va la respuesta a mi cuestionamiento, lamentablemente esta historia nos mueve porque no nos es ajena, por el desafortunado porcentaje de mujeres que hemos sido víctimas de alguno o varios tipos de violencia en una relación que debería ser verdaderamente amorosa, por lo que podría ser necesario más que asistir a la sala de cine con flores y corazones ir con lápiz y papel en mano y buscar que además de permitirnos una sana catarsis pueda ser el principio de un profundo despertar respecto a historias fuera de la pantalla que no son de amor sino de dolor, sufrimiento y amenaza contra la integridad física y mental de las mujeres en el terreno de las relaciones de pareja.
Desde mi punto de vista no es solo una historia de pareja ni debería ser considerada a la ligera solo como una comedia romántica en donde se normalice o se subestime la violencia que ocurre en las relaciones de pareja y las consecuencias de la misma, sino como una revelación clara sobre los mitos del amor romántico, que invite a la reflexión sobre la violencia en las relaciones de pareja, la repetición de patrones familiares y como es cierto que cuando un miembro de la familia se hace consciente y elige romper el círculo esto cambia para la siguiente generación.
No voy a espoilear la historia, aunque seguramente ya muchos y muchas de ustedes saben de qué va.
El tema es, realizar una reflexión de lo que significa que una inmensa mayoría de quienes leímos o vimos la historia nos llegamos a sentir reflejadas o tocadas emocionalmente, considero que desde una interpretación correcta puede ser útil a las mujeres que nunca han vivido una situación violenta en una relación de pareja para detectar y más que esto, para hacer caso a las banderas rojas que aparecen desde el principio de un encuentro, reconocer cuáles son los posibles enganches que podemos tener con la historia de pareja de nuestros padres, porque en gran medida es ahí donde aprendimos a amar y/o a relacionarnos con el amor romántico, porque es en las raíces en donde principalmente se construye la idea de la pareja, que luego con las experiencias que se van teniendo se reafirma hasta que conscientemente puede elegirse si ese patrón es sano y seguro o si es preferible y más conveniente aprender o iniciar un patrón distinto, aún si esto es más difícil que repetir el modelo conocido.
Así como advertir cuál es la mirada que tenemos de nosotras mismas, cuáles son nuestras creencias respecto al amor, la pareja, los vínculos, la plenitud, lo sano y lo peligroso, etc.
Y para las mujeres que de alguna o muchas formas han (hemos) experimentado violencia en alguna o varias relaciones de pareja, dejar muy claro que, si desafortunadamente fuiste violentada en tu relación, NO HAY NADA MALO EN TI, NUNCA MERECISTE QUE TU PAREJA TE MALTRATARA O TE HICIERA DAÑO, NO ERES CULPABLE, nada justifica la violencia de tu pareja, ni el peor de tus o sus ratos, ni lo que pasaste por alto o no quisiste ver, ni haber ignorado las banderas rojas, ¡nada!
Y para ambos casos, si nunca lo has vivido o si ya sucedió, saber y tener presente que amar desde el amor propio te permitirá construir y mantenerte relaciones libres de violencia, y que esto no es lo único que lo garantiza sino también mantenerte cerca de otras personas que te aman, saber más del amor y las relaciones para poder advertir lo que no es amor, de hecho, algo que se destaca en la trama es la importancia de contar con vínculos de contención y apoyo, de sororidad por encima del parentesco con el agresor, ¡así es como es necesario que sea! Que no haya complicidad por medio del silencio o de victimizar al victimario y revictimizar a la verdadera víctima.
Es indispensable reconocer que la violencia en una relación tiende a ir incrementándose y que pretender convencerse de que no volverá a ocurrir aún si le amas te coloca en un alto riesgo de estar en peligro.
Y también, comprender que estando cerca eres víctima también de la nube de ilusión, fantasía y manipulación, que necesitas alejarte para reconocer con mayor claridad la violencia de la que has sido objeto.
Es urgente desmitificar el amor romántico, establecer patrones de relación libres de violencia, identificar los círculos de debemos romper y construir un amor compañero, exigir que la relación de pareja sea en cualquier circunstancia un lugar seguro, que aún en medio de una diferencia, dificultad o enojo imperen el respeto y la determinación de preservar la integridad de ambos integrantes de la pareja.
El amor de pareja, la relación en sí debe ser un espacio de crecimiento, de libertad, compromiso, un lugar seguro durante y después de la relación.
Qué cada integrante de la relación asuma su compromiso y responsabilidad personal de reconocer y atender lo que necesite ser sanado o elaborado antes de lastimar o lastimarse. Estar herido no te da derecho a romper a otro.
Y si la relación debe terminar antes de afectar al otro o afectarse saber hacerlo y no esperar a llegar al final de la relación con dos personas (o más cuando hay hijos e hijas) casi o totalmente dañadas y destruidas.
Se tiene la idea de saber entrar en una relación y que lo más difícil es distinguir en qué momento terminarla y cómo salir lo mejor librados y libradas, pero ¿es completamente cierto esto?
Siguiendo también los mitos del amor romántico que directamente señalan que “el amor todo lo puede o que el amor es para siempre” … y no, el porcentaje de divorcios, rompimientos o relaciones que aparentemente no terminan pero que incluyen a personas infelices, y el de personas que son víctimas de violencia de su pareja son claras muestras de que aún falta mucho que aprender del amor y de los vínculos amorosos, así como trabajar en construir y mantener relaciones de pareja libres de violencia.
Soy la primera en reconocer que cuando hablamos de personas no es del todo fiable hacer generalidades, sin embargo, revisar los patrones personales para iniciar y terminar una relación nos aportaría información importante para transitar por el amor romántico sin perder de vista cualquier indicio de violencia que nos indique que es el momento de salir de la relación o incluso de evitar o huir de cualquier contacto con quien es capaz de violentarte.
Quizá no solo es necesario estar dispuestos a cerrar el ciclo, cuando está a punto de dejar de ser un lugar de amor y seguridad, sino también reaprender cómo iniciar una relación, encontrar el punto medio entre disfrutar intensamente las mieles del enamoramiento sin dejar de establecer límites claros en la dinámica de la relación, saber cuáles son los negociables y no negociables, y cambiar el “para siempre” por “mientras sea un lugar sano y seguro para ambos”, hacerse responsable de no dañar ni dañarse y mucho menos, nunca, en nombre del amor.
Y si, igualmente, admitir que es tiempo de romper el ciclo y estar dispuestas y dispuestos a dejar de repetir patrones de relación que no son funcionales o confiables, aún si los aprendimos de las personas a quienes amamos primero en la vida: nuestros padres, y hacerlo también por el bienestar y felicidad de nuestros amores infinitos: nuestras hijas e hijos.
Recomiendo que además de ver esta película con tus amigas la veas con tu pareja, tus amigos, tus familiares, porque parte de romper el círculo es también dejar de hablar y atender solo entre mujeres lo que involucra también a los hombres, y con todo cariño decirte que más allá de una película lo que nos sana es trabajar en nosotras, y la psicoterapia es, puede ser una de tus mejores herramientas para construirte la vida que realmente mereces.
Un abrazo
@Lorenapatchen_
Psicoterapia presencial y en línea.
Leer Más:
Captan VIDEO de momento exacto en que mujer cae de rueda de la fortuna y muere en SLP
¡La Jornada Estado de México ya está en WhatsApp! Sigue nuestro CANAL y entérate de la información más importante del día.