Aunque el resurgimiento de la presa José Antonio Álzate, al norte del Toluca, permitió retomar las lanchas como medio de transporte en la región, la comunidad revivió la demanda añeja de ser un foco de infección por ser el destino final de aguas negras del río Lerma, así como de drenajes de la capital mexiquense y San Mateo.
De acuerdo con los colonos, hace dos años este cuerpo de agua se secó completamente, aunque en este 2024 resurgió ante el aumento de las lluvias que incrementó los niveles de los cuerpos de agua del Valle de Toluca, y de los drenajes.
La presa José Antonio Álzate se extiende a su vez en los municipios de Ixtlahuaca, Almoloya, y fue construida entre 1960 y 1962, con una capacidad de 36 millones de metros cúbicos de agua.
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El uso de lanchas como transporte en José Antonio Álzate para recorrer un kilómetro
El uso de la lancha en este cuerpo de agua al norte de la capital mexiquense data de hace 15 años, aunque sólo ocurría durante seis meses del año para posteriormente estar seca. Y es que el aumento del caudal se traga uno de los caminos cortos que conecta a la primera y segunda sección de la delegación de Tlachaloya.
Desde que se llega al lugar acondicionado como embarcadero el olor de las aguas negras es penetrante, así como la presencia de mosquitos y hormigas.
A las lanchas como medio de transporte acuden ciudadanos que realizan actividades cotidianas como ir al trabajo, a la escuela o comprar su mandado. Pero también el comercio local como gente que vende carne o tortillas, y requiere distribuir su producto.
Con 10 pesos los pasajeros apenas recorren un kilometro entre la primera y segunda sección de Tlachaloya en menos de 10 minutos, aunque si lo hicieran en camión o carro el tiempo aumenta a casi una hora.
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Alertan por foco de infección y necesidad de un puente
Pobladores de ambas secciones de Tlachaloya compartieron que desde hace varias décadas se les había prometido un puente que atravesara por encima del cuerpo de agua, obra que a la fecha no ha llegado.
Para Ricardo Gil Flores, repartidor de tortillas, el incremento del agua en la presa, significa una jornada más difícil para ofrecer diariamente 60 kilos de tortillas a las casas de la segunda sección.
“Es mucho y yo creo que se requiere un paso pues bien no, ya que es un medio de comunicación para ambos pueblos, no nada más este, yo creo que están dos o tres pueblitos que, sí se necesita el servicio para poder llevar sustento”, compartió.
Aunque, Said Emmanuel, aprovechó que su papá tiene lanchas para poder dar el servicio en lugar de quedarse encerrado en casa, una actividad que le gusta y lo distrae, lamentó que la tarifa de 10 pesos se les hace cara a los usuarios, la mayoría, conocidos.
“Hace ocho días conmigo, empezó a subir y fueron a ver a mi papá que fuera a pasar a los campos, desde ahí empezó a subir y ya nos quedamos pasando y pues ya bajamos las lanchas y ya estamos pasando”, expresó.
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TAR