Con datos de la reciente encuesta de Aprobación de Gobernantes realizada por la casa encuestadora Demoscopia Digital para el mes de Agosto, se muestran los niveles de satisfacción o descontento reflejados por la ciudadanía de cada estado de la República.
Dentro de la encuesta, mientras algunos sobresalen con una buena aprobación, hay otros que se lograron distinguir por ocupar los últimos tres lugares en dicho estudio, siendo los peores gobernadores evaluados a nivel nacional, gracias al descontento de los ciudadanos con sus gestiones.
Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco, se encuentra en la posición 32 del Ranking con una evaluación de apenas 29.5%. Esta baja calificación refleja un descontento creciente entre la población, atribuible a una serie de factores que han minado su popularidad. Entre ellos, se destacan las críticas por la gestión de la pandemia de COVID-19, la inseguridad en el estado, y las controversias relacionadas con proyectos de infraestructura que han generado protestas y divisiones en la sociedad jalisciense. La percepción pública y la presión social parecen estar en aumento, lo que podría llevar a un replanteamiento de las políticas y estrategias gubernamentales en un intento por recuperar la confianza y mejorar la evaluación de su gestión rumbo al final de su mandato.
En esta lista también se encuentra Esteban Villegas, gobernador de Durango, con una aprobación de únicamente 25.6%. Esto es el resultado de una gestión que ha sido duramente criticada por la incapacidad para atender los problemas más urgentes del estado. La inseguridad ha aumentado de manera alarmante bajo su administración, con un incremento en delitos violentos que ha generado miedo e incertidumbre entre los ciudadanos. Además, el manejo de los recursos públicos ha sido cuestionado, con señalamientos de corrupción y falta de transparencia en la asignación de contratos y licitaciones.
Así mismo, la infraestructura estatal, en particular las carreteras y el sistema de salud, ha mostrado un deterioro significativo, lo que ha provocado quejas constantes de la población, que ve cómo sus necesidades básicas no están siendo atendidas. Las políticas de desarrollo económico han sido insuficientes, generando que Durango siga enfrentando altos niveles de pobreza y desempleo, sin que se vislumbren soluciones efectivas por parte de su gobierno.
La falta de comunicación efectiva y de una estrategia clara por parte de Villegas ha contribuido a su impopularidad, con muchos duranguenses sintiéndose abandonados por un gobierno que perciben como ineficiente y desconectado de la realidad del estado. La gestión de Villegas podría quedar marcada por el fracaso y la desaprobación generalizada de su mandato.
En el último lugar de este ranking se encuentra Cuauhtémoc Blanco, gobernador de Morelos, con un 21.9% de aprobación. Su administración ha sido constantemente señalada por la falta de transparencia y por presuntos vínculos con personajes cuestionables, lo que ha alimentado la percepción de corrupción en su gobierno. Además, las obras públicas prometidas durante su campaña han quedado en promesas vacías, con pocos avances visibles en infraestructura o mejoras en los servicios básicos, dejando a la población frustrada y desencantada.