Por Gilda Montaño
Fue realmente una tragedia. Por las razones que hayan sido, y por la negligencia de donde haya venido, lo grave fue que 25 personas que estaban por allí, murieron. Ochenta se accidentaron. Las que estaban en los trenes, se golpearon, las que pasaban con sus coches, se desintegraron. Fue un accidente que devastó, ya cerca de las elecciones, la tranquilidad, la estabilidad y la congruencia de nuestro gran México, que sigue de luto.
Desintegrado, devastado, moribundo y lastimado el suelo de la extraordinaria Ciudad de México, con sangre impregnada en lo más profundo de sus raíces, quedó convertida en un valle de soledad y miseria. Ni el más misericordioso Dios podría voltear a darle un poco de luz. Y con esta tierra, muchas posibilidades para quienes vivían y venían de trabajar.
Lo extraordinario fue como siempre, el grande apoyo que de golpe vino de todas partes. Mexicanos al fin, todos estaban hombro con hombro, al pendiente de sus hermanos. No se supo ni de dónde, pero de pronto una grande escalera, sirvió para que bajaran, poco a poco, quienes estaban aún vivos. Luego vinieron todos los refuerzos.
Es de Ripley que ahora quieran saber de quién fue la culpa. Fuenteovejuna, se llamará al pueblo hoy. Y salen a relucir mil nombres. Y todos son conocidos. Que si la triste situación de haberlo inaugurado a destiempo; que si los grupos de los empresarios que lo construyeron; que si el temblor del 2017; que si no dieron dinero para el mantenimiento; que si… todo junto. Pero ese todo junto colapsó.
Ese momento acabó con años de una Línea 12 del Metro, que nunca quedó bien. Producto de la ineptitud, de la improvisación, incompetencia y corrupción. Pero, además, de no contar con alguien que dijera: párenlo. Hay que componerlo. No lo hicieron, dejaron pasar este tiempo para que hubiera un castigado. Pero no fue uno: fue entero, el pueblo mexicano.
¿Dónde está Covitur que hizo las otras once líneas? Desapareció en sus tiempos de regente, el presidente. La línea 12 tenía mil problemas de origen. No nada más el precio que se elevó al doble: de 15 a 24 mil millones. Trenes que no correspondían a las mismas vías, ni al trazo del tren.
A pesar de que el gobierno de la Ciudad de México tiene el presupuesto suficiente para el mantenimiento del Metro, en este momento se tiene un subejercicio del 40%. Se cancelaron y se redujeron los gastos de 19 mil a 15 mil millones de pesos, entre el 2018 y el 2021. Esos son los ahorros por los que está en peligro la vida de la gente.
Dicen que a cada quien le llega su hora. Y en estos percances están instalados los dos más importantes y posibles sucesores del señor presidente. Y ni cómo apoyarlos. Aunque traigan a los marcianos más competentes de la galaxia. No se puede tapar con un dedo, lo que se ve a leguas.
¿Quién mató al señor Comendador? Fuenteovejuna lo hizo, señor.
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