Alberto Chimal no solo es el primer mexiquense en ganar el Premio de la Feria Internacional del Libro del Estado de México (FILEM), sino también un referente de la literatura fantástica. Nacido en Toluca, su objetivo es reconectar a las personas con su imaginación.
Alberto Chimal: custodio de la imaginación a través de la literatura
Su vínculo con la fantasía comenzó en la infancia, influenciado por las leyendas locales de su ciudad natal. Chimal, quien creció en el centro de la capital mexiquense y tuvo acceso a lugares históricos que estimularon su curiosidad.
“Cuando era niño en Toluca escuché por primera vez una leyenda en la casa de mi familia, a dos cuadras del estadio de La Bombonera, o quizás en mi escuela primaria, el Centro Escolar Justo Sierra, que era la única escuela de la ciudad con su propio cine. La leyenda era del ‘Fantasma del Calvario’, que, según decían, habitaba en una cueva en el cerro y asustaba a quienes se atrevían a acercarse”, recordó.
Intrigado, Chimal visitó el lugar para descubrir al fantasma, solo para encontrar que nada de lo que había oído era cierto, ni siquiera la cueva. Sin embargo, estas historias despertaron su interés por cómo lugares separados por tiempo y espacio pueden conectarse a través de la imaginación.
“El monte Calvario está en la antigua Judea, en el año 30 de nuestra era, pero yo sabía que había un monte Calvario cerca de mi casa en Toluca. Lo importante no era la realidad, sino cómo la imaginación conectaba dos lugares distintos”, explicó.
Oriundo de Toluca, se ha convertido en un referente nacional de la literatura fantástica con la que busca reconectar a sus lectores con su imaginación
Este interés por lo fantástico, alimentado por las historias locales, se convirtió en una fuente constante de inspiración para sus escritos. Aunque no siempre de forma explícita, Chimal refleja su amor por Toluca en sus relatos.
“Mucho de lo que he escrito, aunque no mencione directamente a Toluca, contiene experiencias vividas aquí. A veces son detalles muy breves, otras no tanto. Hay cuentos donde hablo de calles de Toluca sin mencionarlas, pero yo sé cuáles son; la ciudad la llevo siempre conmigo”, compartió.
Descubrió que lo relevante no era la lógica de las leyendas, sino la capacidad de la imaginación para llevarnos más allá de lo visible, forjando en él una semilla para el futuro.
“El sentido de las historias no le importaba a mi imaginación; el mundo a mi alrededor estaba lleno de conexiones a la vista. No creo que sea un fenómeno raro, probablemente ocurre en la mayoría de las infancias, pero con el tiempo uno se vuelve rutinario y asume que ciertas cosas no tienen explicación”, comentó.
Chimal creció en una familia grande, típica en México, donde su crianza estuvo a cargo de mujeres: su madre y sus tías.
“Yo tenía tres mamás: una era mi madre biológica, María del Carmen, y las otras dos eran mis tías, Gema y Mercedes. Compartíamos el mismo hogar”, mencionó.
En esa dinámica familiar, encontraba momentos de soledad, y los libros se convirtieron en su refugio, un espacio que alimentó su vocación como escritor.
“En una familia grande como la mía, era fácil quedarse a solas, y mi remedio eran los libros que mis mamás tenían en la casa, en un pequeño estudio. Esa biblioteca era mi ventana al mundo”, recordó.
A través de la literatura, Chimal encontró los recursos necesarios para dar rienda suelta a su imaginación, aprendiendo que el primer paso era describir lo que su mente “dibujaba”, lo cual perfeccionó con el tiempo.
“El primer acto de imaginar es describir aquello que no tenemos delante. La imaginación permite expresar lo que no está pasando, lo que podría ser posible pero no es cierto, o incluso lo que nunca podrá ocurrir. El lenguaje tiene formas de ir más allá de lo estrictamente posible, y esto se llama imaginación fantástica”, señaló.
Aunque siempre estuvo rodeado de libros, Chimal pronto descubrió la dificultad de abrirse paso en el panorama literario mexicano. Tras estudiar literatura en la Universidad Nacional Autónoma de México, comenzó a enviar relatos a concursos y revistas literarias, pero recibió numerosos rechazos.
Su persistencia rindió frutos en 1997, cuando ganó el Premio Nacional de Cuento Nezahualcóyotl con su obra El rey de las ratas, lo que marcó el inicio de su carrera literaria.
Hoy en día, Chimal es una figura clave en la literatura fantástica mexicana. Sus consejos para los nuevos escritores reflejan su filosofía de persistencia y aprendizaje.
“Hay tres reglas básicas: leer todo lo que se pueda, incluso lo que no te guste; practicar constantemente; y tener paciencia, porque a la primera no sale nunca”, compartió.
Lo que distingue a Chimal de otros escritores contemporáneos es su capacidad para mezclar géneros y jugar con las reglas de la realidad, invitando a sus lectores a reflexionar sobre temas profundamente humanos. Su obra, desde sus primeros cuentos hasta novelas como Los esclavos o La torre y el jardín, explora la fragilidad de la condición humana a través de mundos donde las reglas físicas y lógicas parecen cambiar, pero con un trasfondo ético y filosófico que va más allá de la evasión.
Chimal aspira a ser un custodio de la imaginación y, a través de sus textos, abrir esa puerta a más personas, o bien regresarlas a ese mundo que dejaron atrás en la infancia.
“Lo poco que puedo hacer por la imaginación de las personas lo hago, porque en el lenguaje y la imaginación hay un reflejo de lo mejor de nuestra especie. A veces los males del mundo parecen invencibles, pero basta con dar unos pasos hacia la tierra de la imaginación para encontrar nuestra fuerza”, concluyó.
A pesar de su éxito, Chimal sigue explorando nuevos géneros y formas de narrar. En los últimos años, ha coescrito junto a su esposa, la escritora Raquel Castro, quien comparte su pasión por la literatura juvenil y la ciencia ficción. Juntos, forman una de las parejas más creativas y productivas del panorama literario mexicano.
Con cada nueva publicación, Alberto Chimal sigue sorprendiendo a sus lectores. Ya sea a través de relatos breves, novelas experimentales o incursiones en la narrativa digital, Chimal desafía constantemente las expectativas y expande los límites de lo que la literatura puede ser, invitando a sus lectores a seguir explorando la ficción.
PAT
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