Pedro Sandoval, cantautor nacido en Colombia y arraigado en Toluca desde hace más de 40 años, ha sido un referente de la música no solo urbana, sino de la constante observación del pasar del tiempo en diversas generaciones.
Pedro Sandoval, cantautor nacido en Colombia y arraigado en Toluca
Lo mismo compone para adultos, amorosos empedernidos, enojados con el gobierno, rockeros escondidos y hasta niños creativos.
El actor mexiquense Adalberto Téllez Gutiérrez, lo define como:
“El díler de las rolas. El que sale a la calle, no solo para ganarse el sustento como cualquier persona normal, sino que camina por la vida y va con las antenas alertas de grillo madrugador, para dialogar con los pájaros, las nubes, las carreteras, la gente simple; como buen ropavejero compra infiernos, vende cielos y traduce en música y letra lo que todos sentimos y solo niños como él pueden descifrar”.
Mientras que el músico se autodefine como un cantautor genérico, un rolero.
“Soy un cantautor genérico. Un rolero, es decir, hacedor de rolas y canciones, que es con lo que más cómodo me siento. Me identifico con este por la cercanía al lenguaje, al movimiento menos pretencioso, que es donde he puesto más de mí. Si me identifican como trovador, no tengo problema, aunque creo soy músico que compone”, define.
Pedro ha sido referente en la música y la sociedad mexiquenses, especialmente en el Valle de Toluca, como un hombre creativo, sencillo, innovador, que comparte con todos los sectores su pasión por la música, de la que nunca imaginó sería el modo de vida.
“Nunca me propuse que fuera un modo de vida. La música se encargó de ponerme en este camino, me siento afortunado y sé que no muchos tienen la oportunidad de dedicarse a un oficio tan difícil, tan lleno de satisfacciones, pero exige perseverancia y dedicación.
Puedo decir que me he ganado un lugar en la música, en el oficio del cantautor”, explicó.
Aunque hace 30 años vivía una crisis existencial, el joven de 16 años estudió una carrera técnica en sistemas tecnológicos, nunca ejerció; sin embargo, la guitarra, el lápiz y el papel, fueron sus fieles compañeros para la aventura más grande y sorprendete de su andar: la creación musical.
“No encajaba en los oficios o profesiones tradicionales. No sabía cómo llevar una vida común. Estudié una carrera técnica dedicada a la computación, tan de moda en la década de los 90. Con la exigencia de una sociedad, de tener una vida productiva. Estaba desorientado”, dijo.
Creativo e ingenioso, el mexiquense celebra tres décadas de recorrido por la música y presenta un autobiografía al que agrega poesía
El autoaprendizaje fue una de las habilidades y fortalezas que se fueron educando con el paso del tiempo, a través de la disciplina y la constancia, de las que considera elementos básicos para el desarrollo.
“Los Guitarra fácil y la Escuela de Bellas Artes fueron mis maestros de guitarra, pero no de la vida. La escuela no fue lo mío. La música sí. Yo quería ser rocanrolero”, definió.
Nunca pensó en encasillarse en un género, pero sí en un modo de realizar un camino diferenciador en la música.
“Una cosa es ser músico y ser un rolero, de hacer rolas. Me enfoqué en lo segundo y ahí va, hasta ahora que volteo, esos son los 30 años de historia”, declaró.
Sandoval, quien ha sido fundador de agrupaciones como Gatos de azotea, Los mareados y Los Botes Cantan, este último, de mayor permanencia, pues recién cumplió veinte años; define a cada grupo en el que se ha insertado, como una oportunidad de ser auténtico.
“En cada grupo en el que he estado hay algo original, creativo, diferente. Todos tienen esencia y públicos específicos. Lo mismo he hecho jazz, blues, rock, balada, trova, canción social, de amor y desamor y más que género, todas son rolas”, reconoció.
Admirador de Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat, Silvio Rodríguez; también lo ha sido de Los patita de perro, grupo que le inspiró a crear una de las obras que lo ha llevado a recorrer la República Mexicana y parte de Latinoamérica.
“Los Botes Cantan surgieron como un deseo por hacer algo diferente para los chavitos. Vi en escena a Los patita y dije ‘Yo también puedo hacer algo diferente’. Así que tomé mis libros viejos de creatividad musical, donde nos enseñaron en la primaria a hacer instrumentos con corcholatas, material reciclado. Ahí comenzó la diversión que, si bien es el grupo que más se ha conocido, es también la gratificación del encuentro con el público y diversas generaciones”, apuntaló.
“Estas tres décadas me han dado cientos de regalos, entre los más grandes, el cariño, respeto y aplauso del público que, en mi caso, es diverso”, resaltó.
Fiesta llena de letras
Contar la historia de un andar a través de la música no es suficiente para el cantautor, quien asegura que siempre existió un cúmulo de letras guardadas que debían ir no sólo a la guitarra o la armónica, instrumentos que suele utilizar en sus presentaciones como solista, sino a páginas impresas, como lo hace en el trabajo autobiográfico que da a conocer.
Para la fiesta artística, Sandoval eligió crear un libro.
“Es mi fiesta y solo dije, quiero celebrar como se me dé la gana y fue con este libro, 30 rolas encueradas, una construcción organizada de mis andares en la música por estas tres décadas”.
“Es algo que me debía y que es una incursión a la que le traía ganas desde hace muchos años, las letras. Ya me había tardado (…) Junté dos grandes ideas, la música y la literatura a través de este libro”, expuso.
Gracias a sus estudios en la Escuela de Escritores del Estado de México (Sogem) es que aprendió a realizar poemas, música metódica a través de la escritura y componer con más orden.
“La literatura siempre ha estado cerca de mí. Nunca había planificado mis historias. Creí que no eran terrenos que podría explorar, pero me atreví. Es una compilación de 30 canciones que considero representativas de mi trabajo”, explica.
Sandoval argumenta que la elección de los temas musicales son, en su mayoría, composiciones que merecían una segunda oportunidad, pues en la presentación de cada una, no tuvieron la respuesta que el artista esperaba.
“Son canciones que ya tienen un lugar, como El lado positivo, Esta casa, El dealer, Mi papá es rockanrolero; pero también hay dos inéditas. Lo más bonito es que seleccioné con lo que se me dio la gana. Las letras de estas 30 canciones fueron regrabadas, a guitarra y voz, en sesiones cuidadas”, expone.
Nunca imaginó la respuesta de la gente, así lo reconoció al presentar la publicación en espacios como la Feria Internacional del Libro del Estado de México (FILEM) en su décima edición, en el festival internacional Quimera, en Metepec; Tunastral, en Toluca; así como en el Museo Nacional de Culturas Populares, en la Ciudad de México,por mencionar algunos.
“De aquí en adelante, hasta no sé cuándo, la presentación del libro se acompaña de un concierto. Cada canción será escuchada por los asistentes en próximas presentaciones”, aclaró.
La publicación está a la venta a través de las librerías más importantes del país y plataformas digitales.
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