En el Estado de México, las iglesias fortaleza del siglo XVI se levantan como testigos silenciosos de la resistencia indígena y del proceso de evangelización tras la conquista española, con dos emblemáticas construcciones en Malinalco y Acolman.
De acuerdo con el Catálogo Nacional de Monumentos Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), estas construcciones se caracterizan por sus altos muros, torres defensivas y una arquitectura imponente, no solo servían como lugares de culto.
Estas edificaciones cumplían una doble función: eran centros de evangelización y, al mismo tiempo, fortalezas diseñadas para enfrentar posibles rebeliones indígenas.
Iglesias fortaleza, una de ellas está en Malinalco
Por ejemplo, en Malinalco, la iglesia fue construida sobre un antiguo centro ceremonial mexica, un acto simbólico que buscaba imponer la religión católica sobre las creencias prehispánicas.
El catálogo señala que en este municipio se encuentra una de las construcciones más simbólicas, la Parroquia de San Salvador, edificado por los agustinos hacia 1543, combina elementos de arquitectura militar y religiosa. Su maciza estructura y torre monumental le dan un carácter de fortaleza, mientras que los frescos de su interior reflejan la fusión de dos mundos. Estas imágenes, descritas como un “catecismo visual”, utilizaron motivos familiares para los indígenas, como flores y aves, para transmitir la narrativa cristiana.
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Convento de San Agustín en Acolman
Asimismo, en Acolman, el Convento de San Agustín es otro ejemplo de las iglesias fortaleza del siglo XVI. Su arquitectura incluye elementos de defensa, como muros altos y contrafuertes, que reflejan la necesidad de protección en un territorio todavía en proceso de pacificación.
Además, las ceremonias realizadas en sus amplios atrios abiertos fueron clave en la consolidación de la fe cristiana entre los pueblos originarios.
El diseño de sus espacios no solo sirvió para la evangelización, sino también como recordatorio del dominio español. La monumentalidad del conjunto representaba el poder de la iglesia y del Estado, consolidando la reorganización social en las comunidades indígenas, según los archivos.
Se detalla que el Convento de San Nicolás Tolentino en Actopan, que ahora pertenece al estado de Hidalgo, fue un modelo arquitectónico replicado en varios puntos del Valle de Toluca y sus alrededores.
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