La secretaria de la Función Pública en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, indicó que la lucha contra la corrupción estructural en México está en un punto muerto y se encuentra estancada.
En el marco de la presentación de su libro “Corrupción Estructural”, indicó que actualmente se vive un doble fraude en esta materia.
Estructura de la corrupción según Irma Sandoval
El evento tuvo lugar en el marco de la Semana Nacional Anticorrupción, que organizó en la Cineteca Mexiquense, de Toluca, el Sistema Anticorrupción del Estado de México y Municipios.
Explicó que en algunos países, como México, existe una dominación informal de grupos a diferentes niveles, a los que se les suele llamar “camarillas de poder”, en el empresariado, partidos políticos y hasta organizaciones no gubernamentales (ONGs). Por lo que su relación con las estructuras de poder formal financieras han provocado una relación tóxica entre las estructuras estructurales financieras y las políticas electorales.
Declaró que estas estructuras de poder financiero se vinculan con las de poder político y conforman la actual estructura de la corrupción que se han acomodado para permitir la permanencia de los operadores político electorales, burocráticos y tecnocráticos que mantienen el poder y se cuidan mutuamente.
“Durante muchos años, Mario Vargas Llosa fue muy claro cuando dijo que México era la Dictadura Perfecta, y todavía sigue. El partido de Estado hegemónico era la dictadura perfecta, que operó de manera patrimonialista, usando y abusando de los recursos públicos y de las instituciones. Eso exigía defraudar la voluntad popular y administrar los procesos electorales. Lo que digo es que esta doble defraudación que hoy vivimos ya no es la dictadura perfecta, sino la simulación perfecta, la corrupción estructural que con el tiempo adquirió una sofisticación magistral”.
A esta relación entre el poder financiero y al político electoral le llama una doble defraudación en la que nuestro país vive actualmente.
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Defraudación
La corrupción estructural es para ella producto de la fórmula: corrupción es igual a abuso de poder, pero ya no solo es del poder formal del sector público.
Declaró que hay que ir detectando a los actores que por medio del poder económico van entretejiendo sus relaciones con el poder político electoral para permanecer como parte de estas camarillas que defraudan al ciudadano.
Indicó que en estas estructuras de doble defraudación participan desde los organismos más visibles, como los organismos de representación empresarial, sindicatos, ONG y medios de comunicación.
Aseguró que si las democracias no pueden demostrar que son mejores, más justas y eficaces para generar bienestar a la sociedad todos vamos a perder y se seguirán repitiendo ejemplos como el que actualmente viven los Estados Unidos, en que llegarán a gobernar perfiles carismáticos, autoritarios, antidemocráticos y se irán cerrando los espacios de reflexión, participación y libre decisión, con base en este modelo de permanencia del poder.
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MPH
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