Día de la Candelaria: tradición que une fe, cultura y gastronomía

El Día de la Candelaria, celebrado cada 2 de febrero, es una de las festividades más emblemáticas de México, donde la religiosidad y las tradiciones prehispánicas se entrelazan de manera única.

De acuerdo con Alejandro Torres, gastrónomo e investigador mexiquense, esta celebración que conmemora la presentación de Jesús en el templo y la purificación de la Virgen María, ha adoptado en nuestro país un carácter profundamente cultural, con el tamal como protagonista.

“El Día de la Candelaria tiene sus orígenes en dos vertientes principales, por un lado, la tradición católica traída por los españoles durante la colonización, y por otro, las festividades prehispánicas dedicadas a los dioses del maíz y la fertilidad, como Tláloc y Chalchiuhtlicue”, explicó.

Señaló que los frailes aprovecharon que febrero coincidía con el inicio del ciclo agrícola en Mesoamérica, cuando los pueblos indígenas realizaban ceremonias para pedir buenas cosechas.


Así, la figura de la Virgen de la Candelaria, asociada con la luz y la purificación, se vinculó con deidades prehispánicas como Tláloc, dios de la lluvia, y Chalchiuhtlicue, diosa del agua.

“Los evangelizadores aprovecharon estas coincidencias para fusionar ambas tradiciones, facilitando la aceptación del cristianismo entre los pueblos indígenas. Así, la ofrenda de tamales, hechos de maíz, se convirtió en un elemento central de la celebración”, apuntó.

Incorporación del tamal a la tradición

Sobre la incorporación del tamal a la festividad, el investigador detalló que se relaciona con el arraigo mexicano y su participación en rituales prehispánicos.

“El tamal no solo es un alimento, sino un símbolo de la identidad mexicana. Su preparación y consumo están ligados a rituales agrícolas que se remontan a la época prehispánica.

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Tamal ofrenda por las cosechas y por la prosperidad

Durante el Día de la Candelaria, el tamal representa una ofrenda de agradecimiento por las cosechas y una petición de prosperidad para el ciclo agrícola que comienza. Además, su elaboración en familia refuerza los lazos comunitarios y transmite conocimientos de generación en generación”, señaló.

Finalmente resaltó la diversidad de tamales en el Estado de México, donde se mantienen recetas que ya no se ejecutan con normalidad.

“En esta región, la variedad de tamales es impresionante. Desde los clásicos de mole verde o rojo, hasta los de dulce con relleno de piña o fresa, cada uno tiene un sabor único.

En municipios de Valle de Toluca están los tamales de charal, que son especialmente representativos de tiempos ancestrales, pero también se ha forjado toda una identidad entorno a los tamales canarios y principalmente los tamales de olla, que considero son los más representativos en la actualidad”, concluyó.

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