Hoy Alfredo del Mazo dará un mensaje que será transmitido vía redes sociales desde el Palacio de Gobierno a los mexiquenses, con los datos más relevantes de su tercer informe de gobierno, luego de haber entregado el documento al Congreso en tiempo y forma como la ley lo señala.
Este año ha sido extraño para todos y el gobierno no es la excepción, ya le tocó a Del Mazo ser el primero en no tener un gran evento el día que entrega su informe -aunque Eruviel Ávila lo hacía también en un formato digital, pero por razones distintas-.
Así las cosas, a la mitad de su administración, esperamos ver un recuento del trabajo del actual mandatario estatal, para quien desde el principio este reto ha sido verdaderamente cuesta arriba.
Del Mazo no sólo es el tercer gobernador de su familia, sino que es probablemente el último gran héroe del PRI, el hombre que logró retener el estado más poblado, con mayores recursos para su partido y para el grupo político que entonces gobernaba el país, menos de un año antes de las elecciones presidenciales de 2018, cuando el tricolor cayó en desgracia y perdió su poderío. Esta fue, probablemente, la última gran campaña de ese partido, que consiguió el triunfo apenas, en la antesala de la debacle tricolor. No sabemos aún que le depara el futuro a nuestra política nacional, todo es una realidad en construcción, pero lo que sí sabemos es que ya nada será igual.
En el Estado de México la moneda aún está en el aire, dadas las condiciones de los municipios, pero para el PRI la realidad dio señales de alarma desde tiempo atrás. Cinco años antes de la campaña de Del Mazo, Eruviel Ávila obtuvo el gobierno con el 61.97% (3,108,588 votos), mientras que Del Mazo obtuvo solo el 33.71% (2,041,982 votos).
Se trató de una contienda muy competida, en la que el priísmo mexiquense ya mostraba graves señales de crisis, con una importante ruptura interna, que se volvió más profunda con Del Mazo como candidato, quien ya había intentado ser abanderado tricolor un sexenio antes.
Bajo el lema “Fuerte y con todo”, Del Mazo ofreció que el Estado de México sería la entidad más segura del país. Prometió duplicar la instalación de cámaras de videovigilancia, instalar botones de pánico en el transporte público y colocar un millón de luminarias. Señaló a las mujeres como su segunda prioridad, con quienes se comprometió para que ya no sufrieran de violencia, ni en las calles ni en sus casas. Además, prometió crear el Salario Rosa, para retribuir el trabajo que realizan las amas de casa.
La campaña de Del Mazo tenía 10 ejes temáticos, los dos primeros ya mencionados, inseguridad y mujeres. Después venían movilidad, empleo, educación, ampliación de programas sociales, medio ambiente, campo y combate a la corrupción.
La inseguridad, evidentemente no ha sido su fuerte. Seguramente podrá argumentar que el país está reventado, pero no pasaría de ser consuelo de tontos. La realidad es que el Estado de México está permanentemente a la cabeza en las listas de inseguridad nacional, con deshonrosos primeros lugares en robo, homicidio y robo a transporte público, por mencionar algunos, los que más lastiman a la gente.
Solo en septiembre de este año, se cometieron 29 mil 935 delitos en el Estado de México, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), lo que nos pone en primer lugar de incidencia delictiva, por encima de la Ciudad de México (16 mil 919),
Mientras, la delincuencia organizada ha podido asentar su poderío en algunas regiones y se ha extendido a otras. En Zonas como Zumpango o Las Pirámides, han encontrado en este sexenio la oportunidad de sembrar y prosperar como no lo han logrado otros grupos sociales.
En cuanto a mujeres y su derecho a vivir sin violencia, hay en este sexenio ciertamente un trabajo más articulado y serio, incluso con recursos para las políticas públicas. Ya hasta podremos presumir de tener una secretaría orientada a atender estos asuntos. Sin embargo, los resultados distan mucho de ser suficientes, en especial porque aún no se consigue que las políticas públicas bajen a la atención inmediata de los casos, lo que lleva a que se agraven y terminen en desgracias.
En otro de sus ejes temáticos, una de las grandes promesas para movilidad fue ampliar la red del Mexibús, del cual se supone que en unos meses veremos en funcionamiento la línea 4, que irá de Tecámac hasta Indios Verdes, pasando por Ecatepec y Tlalnepantla. Esta es una obra de gran calado muy ansiada por los mexiquenses del Valle de México, pero no la inició el actual gobierno, sino Eruviel Ávila en el 2014 con la promesa de terminar en 2015, pero aún no se ha concluido, lo que le permitirá a del Mazo cumplir parcialmente con ese compromiso de campaña, tal vez el próximo año.
Otra promesa específica que hizo en campaña fue un avance sustantivo en la digitalización de trámites y servicios gubernamentales. Ahí, la gran espectativa era el DUF, que por fin avanzó con el rezago de más de 5 mil trámites recientemente, porque las solicitudes desistieron ante la espera de meses. La digitalización todavía está pendiente.
Por lo demás, hay buenas noticias en la Contraloría en cuanto al gobierno digital, lo que también ayuda para el último eje temático: combate a la corrupción. Nada más.
También ofreció fortalecer y aumentar los programas sociales, cosa que con la llegada de López Obrador a la presidencia de la República se volvió imposible.
Total, a la mitad de su sexenio, el gobernador tiene bastantes pendientes, pues ni en el tema de Salario Rosa ha cumplido los compromisos al ciento por ciento, dado que para ese programa ofreció la creación de una Universidad para dar capacitación a las amas de casa y abrirles oportunidades de desarrollo. Esto se ha quedado en cursos del EDAYO que, si bien son útiles, lejos están de la preparación universitaria.
Lo cierto es que este ha sido un gobierno que ha tenido que enfrentar grandes tropiezos. Un sismo de gran magnitud apenas unos días después de la toma de protesta, por ejemplo. Sin embargo, el tiempo es inescrutable y el balance no es positivo.
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