La escena casi siempre es la misma: a punta de pistola, personas a bordo regularmente de motocicletas obligan a los choferes de pipas de agua a detener su marcha y son obligados a dejar su carga en puntos específicos ordenados por los ladrones.
El problema no es nuevo, pero es parte de una tendencia a nivel global en el que el agua potable comenzará a ser factor de diversos conflictos. En la Ciudad de México y parte del Edomex, se tiene bien definidas las zonas en las que están sucediendo estos robos: Iztapalapa, Tláhuac, Los Reyes La Paz y Texcoco son solo algunas de las demarcaciones en las que se han presentado cientos de robos a piperos.
Por si se necesitara una muestra más de la gravedad del problema que representa la escasez de agua, en Ecatepec algunos habitantes de la Quinta Zona están amparados para que las autoridades municipales entreguen en pipas entre 50 y 100 litros diarios de agua, salubre y aceptable para la población que goza del beneficio legal.
De acuerdo con la ONU, “el agua está en el epicentro del desarrollo sostenible y es fundamental para el desarrollo socioeconómico, la energía, la producción de alimentos, los ecosistemas y para la supervivencia de los seres humanos.
“El agua también forma parte crucial de la adaptación al cambio climático, y es un decisivo vínculo entre la sociedad y el medioambiente”, nada más, pero nada menos.
Es así que en el mundo unos 2 mil 200 millones de personas carecen de acceso a servicios de agua potable de forma segura. Con estas cifras no es difícil imaginar por qué de acuerdo con el libro “El agua en México. Actores, sectores y paradigmas para una transformación social-ecológica”, publicado por la Fundación Friedrich-Ebert-Stiftung, 12 millones de mexicanos no tienen acceso al agua potable y 80 por ciento de los cuerpos de agua están contaminados con descargas industriales.
De ese tamaño es el problema que enfrenta México y el mundo, aunque es menester decir que del total de agua que hay en la Tierra, cerca del 98 por ciento es salada y está concentrada principalmente en los océanos y solamente el 2 por ciento restante es dulce y apta para el consumo humano, aunque no toda está al alcance de la mano.
Pero más allá de las cifras, el panorama realmente preocupante es que en México y el mundo parecieran insuficientes los esfuerzos para preservar el agua y parecen nulas las políticas públicas para cuidar el líquido. Hoy son ladrones robando el agua directamente de las pipas, mañana, es muy probable que estemos hablando de otro tipo de tragedias.
Twitter: @campudia
NEF
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