Empiezo a pensar que alguien tiene engañado al presidente Andrés Manuel López Obrador.
Me sorprendió el informe que dio ayer. Creo que nadie le ha informado que la delincuencia está incontrolable; que sí han habido matanzas; que hay manifestaciones porque no hay medicamentos; que hay mujeres pariendo afuera de los hospitales porque no hay camas.
…Y que, en las elecciones, hubo candidatos asesinados; hubo enfrentamientos, levantados y amenazados. Que después de las elecciones sí hubo impugnaciones y que aún se están resolviendo.
Con razón está feliz. Con razón se siente tan seguro. Él vive en el país de las maravillas, en un México desconocido; le han hecho creer que todo lo malo que ve, es fake news inventado por el conservadurismo, por los tuiteros sin credibilidad pero con muchos seguidores, por la ultra derecha, y todas esas palabras que le gusta repetir día tras día.
Me dispuse a escuchar el informe lo más objetivamente posible. Pero cuando escucho que no ha habido aumento de precio en la gasolina, el diésel y la luz, me acuerdo que, cada que pago uno de estos servicios es cada vez más caro. ¿Qué no le han dicho?
Reconoce un ligero incremento en el gas y dice que pronto le pondrá solución a eso, así como al casi medio millón de personas que perdieron su empleo durante la pandemia y no lo han recuperado aún. Buenas intenciones sí tiene, hay que reconocerlo.
Lo que de plano me indignó, fue cuando dijo que el sistema de salud en México es de otro mundo. Que no hay desabasto de medicamentos -ahora entiendo porque no soluciona el problema de los niños con cáncer-. ¡No está enterado!
Que ningún mexicano se queda sin una cama en un hospital cuando la necesitan. ¿Es en serio? ¿Qué hay de las mujeres pariendo afuera de los hospitales? Y de muchos otros mexicanos que hacen pública la falta de atención médica, la mala atención médica y la constante falta de medicamentos.
Conozco a varios adultos mayores que, con la cancelación del Seguro Popular, ya no les dan medicamento ni para la presión alta. Algo que jamás les faltó antes.
Y para acabarla de amolar, dice que los precios y la inflación se han mantenido estables. ¿No sabe que el precio de la tortilla ya está en 20 pesos? ¿No sabes que frutas y verduras, carne y huevo están más del 30 por ciento arriba de lo que costaba antes de que él llegara?
Señores, no le tapen los ojos y los oídos al presidente, porque si no sabe cómo están las cosas, no las podrá resolver.
Algo que sí es real, es el aumento al salario mínimo en más de 44 por ciento desde que él llegó; pero desgraciadamente la inflación se ha comido ese incremento. No es que no se aprecie, es que no alcanza.
Empiezo a creer que él, en realidad vive en ese mundo maravilloso donde todo está bien y eso no es bueno; pues si no hay problemas, no se necesitan soluciones. Todo seguirá igual.
ASME
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