La política suele estar llena de contradicciones, pero ninguna tan evidente o ​​sui géneris como la que ha presentado el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en las últimas semanas. 

Y es que es de no creerse la situación actual de ese partido: en 2013, y de la mano de César Camacho como líder nacional del PRI, esta fuerza política nacional estaba sacando adelante en el Congreso la reforma energética del entonces Presidente, Enrique Peña Nieto, que abrió la participación de la Iniciativa Privada a en el sector por primera vez en la historia.  

Ocho años después es ese mismo PRI, pero ahora encabezado por Alejandro Moreno, el que está “vendiendo caro su amor” para sacar adelante la propuesta del Presidente Andrés Manuel López Obrador que justo va en el sentido contrario, pues el proyecto contempla cancelar contratos, quitar órganos reguladores, garantizar preponderancia en el mercado eléctrico a la empresa pública Comisión Federal de Electricidad (CFE) y darle al Estado el derecho exclusivo de exploración y producción de litio. 

Más allá de qué es lo mejor para el país, resulta una paradoja que sea el mismo PRI la fuerza política que podría sepultar la reforma “peñanietista” de 2013 y que impulse la de la 4T hacia la luz: es decir, el PRI jugando a ser nuevamente el PRI. 

Pero aunque “Alito” Moreno haya dicho ya que su partido va a analizar la propuesta de reforma morenista y existan otras voces tricolores como la de Alejandro Murat que sugieren que “hay que darle una oportunidad a reforma eléctrica de AMLO”, la realidad es que el escenario político del PRI, comienza a complicarse. 

Alejandro Moreno no es visto ya como un buen líder que pueda encaminar un proceso de renovación del partido y en buena medida tuvo que ver el tropiezo al que llevó al PRI en Campeche, su estado natal, y donde nomás no pudieron competir ante la abanderada de Morena quien finalmente ganó la elección, Layda Sansores. 

Caso contrario, por ejemplo, el de Alfredo del Mazo, quien sin hacer mucho ruido logró que en el Estado de México Morena fuera controlado en el Congreso local y aunque el partido en el gobierno ganó municipios densamente poblados, la realidad es que Morena ya no tiene la sartén por el mango en el Estado que tiene el mayor número de electores del país. 

Tan no es bien visto “Alito” en el PRI, que ya hubo un intento de “tirarlo a la mala” en junio pasado, cuando grupos opositores y afines a la dirigencia armaron una balacera a las afueras de la sede nacional del partido y se dejara un saldo de un herido de bala tras el zafarrancho. 

Pero al parecer hay algo más que viene a poner nubarrones sobre el PRI: la aparición de ex líderes nacionales de ese partido quienes señalan que el PRI no puede aprobar bajo ninguna circunstancia el proyecto de la 4T, pues eso equivaldría a la extinción de ese instituto político. En los medios de comunicación pueden leerse ya declaraciones de Dulce María Sauri, Enrique Ochoa y hasta Manlio Fabio Beltrones. 

Y es justamente en este último personaje en quien se posan la mayoría de las miradas, pues Manlio Fabio había tenido este sexenio un papel bastante discreto en la política nacional, y que una figura como la suya salga a emitir públicamente una postura, es indicativo de algo. Es así que quizá veamos que se moverán mucho las aguas en el PRI y es muy probable que comiencen a sentirse los vientos de cambio en la presidencia nacional del partido. 

Twitter: @campudia


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