Por Alan Luna
Acostumbrado al aplauso, al estar moviéndose de un país a otro, de tomar largos caminos en carretera o por avión para llegar a escenarios donde cientos de personas lo esperan a él y a sus amigos, el haberse detenido por dos años debido a la pandemia, ha sido para Quique Rangel un profundo tiempo para reconectarse con sus seres queridos, de crear, pero a la vez un periodo de mucha ansiedad.
El contrabajista y bajista de Café Tacvba reveló, que como a todo el mundo, el virus del Covid-19 los tomó por sorpresa y después de tres años de trabajo constante, con recesos cortos, la banda tuvo que detenerse.
Muchos planes cancelados
“Terminamos la gira de celebración de 30 años en diciembre del 2019, con el Foro Sol y visita a Guadalajara y Monterrey. Decidimos tomar un receso que iba a durar de enero a más o menos agosto, para reiniciar actividades en septiembre con una presentación en España; era la primera edición del Festival Vive Latino allá y gira en Europa, pero a principios de marzo nos dimos cuenta de que eso no iba a suceder”.
“Teníamos la expectativa que, en octubre con el Cervantino, podríamos retomar lo que había quedado interrumpido lo que era la gira del Unplugged, pero como por abril nos dimos cuenta de que eso tampoco iba a pasar, así que fue esperar, esperar el momento que se pudieran retomar esas presentaciones que había una expectativa del público por ver, una expectativa nuestra también”, comentó.
Esta demora, para el músico de 51 años y fundador también de Los Odio, se transformó en protección para su familia, de salud y el no arriesgar lo más preciado, su hija y a su esposa, la actriz Irene Azuela.
“Fue importante voltear hacia dentro de mi comunidad más mínima que es mi familia; en darnos la oportunidad mi pareja y yo que cuando estamos trabajando a veces ella tiene que salir periodos largos; y cuando a mí me toca igual. Y pudimos siempre encontrar ese equilibrio de cubrirnos constantemente con nuestra hija, pero ahora sí estuvimos los tres juntos y fue un momento para disfrutar de eso”.
Retoma su instrumento original
“También fue un momento interesante en que regresé a retomar mi instrumento original que es el contrabajo, estuve aplicándome, tomando cursos o poniéndome a elaborar para estar listo en el momento en el que saliéramos, pero cuando no se veía claro lo volví a abandonar de la forma más descarada”, reveló.
Sin aceptar que tuvo momentos de depresión por la inactividad y el encierro debido a los protocolos de salud con el llamado “Quédate en casa”, el hermano de Joselo, guitarrista de la banda que fue considerada por la revista Rolling Stone el equivalente mexicano a de The Beatles o Radiohead, explicó que los otros miembros, Rubén Albarrán y Emanuel del Real (Meme) pasaron por un proceso similar de aceptación a la nueva realidad.
“Retomamos trabajo en Café Tacvba, pero creo que todos pasamos por un proceso similar, cada uno estaba resolviendo su situación más inmediata en forma remota, algunos pasando temporadas más largas fuera de la ciudad, viviendo como todos este suceso, que la palabra raro se queda corta con la forma que se nos presentó.
“Hace mes y medio salimos ya a Estados Unidos al festival Ruido Fest en Chicago, eso también fue un proceso de burocracia, las vacunas, las visas y todo eso ha sido un proceso mucho más complicado, que lo que esperábamos”, expresó
Aprovecha el tiempo, pese al letargo Quique Rangel
En el 2019, Café Tacvba cumplió 30 años arriba de los escenarios y lo festejaron con una gira por México, pero ante la necesidad de detenerse, cada uno de sus integrantes tuvieron la oportunidad de crear y de acercarse a la raíz de donde todo comenzó.
Y esto fue lo que le pasó a Quique, quien experimentó con sonidos y compuso música, la cual todavía no sabe cómo encaminarla, pero siente que el cine o en alguna serie podría tener su espacio.
En el caso de la agrupación de éxitos como “Eres”, “El baile y salón”, “La Flores”, “Esa noche”, entre otros más, las novedades en cuanto a una nueva producción, hasta el momento no se ha hablado, lo primero para ellos, dijo Quique, es reencontrarse y de ahí ver el siguiente paso.
“Yo sigo componiendo canciones o protocanciones, porque la neblina del encierro hay que quitarla todavía es como una telaraña que no me dejó terminar muchos libros, teniendo mucho tiempo o más tiempo que en otras ocasiones, pero no concentración, películas que dejé a medias, series que no terminé.
“Como que es un letargo raro, pero que ese mismo letargo me permitió experimentar con música instrumental que tengo ahí y no sé hacia dónde puede desarrollarse o donde pueden encajar”, explicó.
La creación de Quique Rangel
Aproximadamente dos meses, Quique Rangel tuvo la oportunidad de juntar talento con su amigo Mike Sandoval, quien también es contrabajista, y gracias a la invitación del artista plástico, Abraham Cruz Villegas, generaron una intervención performática para una instalación que se hizo en la galería Kurimanzutto.
“Resultó algo que nos entusiasmó mucho, no sólo porque a mí me demandó un reencuentro con mi instrumento, sino que me dio la posibilidad de ver mi música y desarrollo como músico de otra perspectiva y esto seguro que es un proyecto que tiene un futuro interesante”, finalizó.
ASME
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