Miguel Pérez

Se acerca la Navidad y Ómicron

La tradición indica que en estas fechas cada uno hace un alto en el alto camino y dedica un espacio a la reflexión, al balance de lo hecho y de lo no alcanzado, al recuento de las experiencias adquiridas, a la sanación emocional de las pérdidas sufridas, al regoce de las metas alcanzadas. Los creyentes en la natividad se preparan para ese momento que da sentido espiritual a su vida, mientras que quienes no lo son, hacen preparativos para la fiesta, la pachanga, la cena, la celebración, en familia o con amigos, la fecha de asueto es el pretexto perfecto. 

Hace un año, México se vio impedido a celebrar como lo acostumbra la mayoría de los mexicanos, en tumulto, con la familia en toda su extensión: abuelos, tíos, primos, reunidos en torno a la cena de la Noche Buena y en la del Año Nuevo. La pandemia obligó a la gran mayoría a celebrar en corto, a compartir los alimentos y convivir solo con los integrantes de la familia que viven bajo el mismo techo. Y quienes sí se animaron a hacerlo tuvieron consecuencias que se reflejaron a principios de año, bien con familiares o conocidos que resultaron contagiados por el virus y que en el peor de los casos se convirtieron en una fría estadística. 

Desde hace varias semanas, el País ha tenido un relativo respiro frente a los estragos del virus. La estadística oficial arroja números relativamente bajos respecto a la denominada tercera ola aunque los contagios y decesos siguen doliendo, así sea pocos los afectados. Sin duda que la aplicación de millones de dosis de vacunas ha contribuido a esta situación. Lo que en todo caso preocupa es el relajamiento en las medidas sanitarias en muchos sectores de la población, como si la pandemia fuera cosa del pasado. 

Lo que sucede en otras latitudes debería ser una llamada de atención para que esto no siga ocurriendo: la variante ómicron tiene a Europa sumida en una nueva ola de contagios. Su propagación ocurre a la velocidad de un rayo, de acuerdo con Jean Castex, primer ministro de Francia, país que decidió suspender todas las celebraciones oficiales de fin de año. El Reino Unido es la nación más afectada con casi 15 mil casos confirmados con la variante ómicron, y los Países Bajos impuso en la semana que terminó medidas más estrictas para sus ciudadanos al decretar un nuevo confinamiento que durará, en principio, hasta mediados de enero. 

Y si se voltea a Estados Unidos, la situación es igual o más dramática. En esa nación había un promedio de 126 mil 967 casos nuevos de Covid por día hasta el sábado, según la Universidad Johns Hopkins y 14 estados aumentaron al menos 10 por ciento los casos durante la semana que concluyó. 

No estaría por demás que, a partir de lo que sucede en otras regiones del mundo, en México se enciendan las alertas y sin ser catastrofistas se retomen y se refuercen las campañas y medidas de prevención a lo largo y ancho del país, por el bien de todos. Si el mundo está inmerso de nuevo en la emergencia, nada nos asegura que México no pasará por el mismo trance. 

Por lo pronto, felicidades para usted y los suyos. 

Twitter: migueles2000 

Comentarios: miguel.perez@estadodemexico.jornada.commx 


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