La piñata artesanal, elaborada a mano, con múltiples colores y sus siete picos se preserva en el municipio de Acolman, donde hace más de cuatro siglos nacieron las posadas.
A partir de este 14 y hasta el domingo 17 de diciembre, 80 de los productores exhibirán y pondrán a la venta sus piezas artesanales en la 38 edición de la Feria Internacional de la Piñata.
Feria Internacional de la Piñata reúne 400 años de historia
Rosario Flores Mejía, artesana del poblado de San Mateo Chipiltepec y su familia formaron su taller “Las Flores” en el 2020, a partir de la pandemia.
Rosario, como ama de casa, encontró en esta actividad una fuente de ingresos extra para el hogar.
Ninguna piñata es igual, todas son diferentes
Todo el año dedica varias horas en la elaboración de cada piñata, desde la formación del contenedor de la fruta o dulces, hasta el forrado de picos y el corte de cada uno de los papelitos que la decoran.
Eso hace que cada piñata sea distinta y con un toque especial, pues cada una lleva la habilidad y destreza de sus creadores.
También puedes leer: Nacimientos de barro, una artesanía local de temporada
Durante la inauguración del evento, el alcalde de Acolman, Rigoberto Cortés Melgoza, estuvo acompañado de los embajadores de Bolivia y Rusia.
Ambos países fueron invitados especiales para el intercambio cultural de la feria, con representaciones folclóricas que amenizaron el inicio de las actividades culturales en esta localidad.
“Desde que llegamos a la administración platicamos con los artesanos para preguntarles cómo podíamos ayudarlos a crecer y hoy hemos logrado hacer de esta feria algo internacional; en todo el mundo se sabe que Acolman es cuna de las piñatas”, dijo.
La historia de las piñatas, data del año 1587, donde inició en Acolman la tradición artesanal como una forma de evangelizar a los naturales que entonces habitaban el Valle de México.
Te puede interesar: TransformARTE: Buscan difundir el origen y la participación mexiquense en tradiciones decembrinas
DB