La empresa China Railway Construction Corporation (CRCC), reconocida globalmente por su extensa participación en proyectos de infraestructura como la renovación de la Línea 1 del Metro de la Ciudad de México, se ve envuelta en una serie de acusaciones graves que ponen en tela de juicio su ética corporativa y mecanismos de control interno.
Una de las acusaciones más perturbadoras involucra al director Jurídico de CRCC, el Licenciado Gonzalo Sangeniz, quien ha sido señalado por conductas de acoso sexual hacia su asistente. Según fuentes internas, la corporación no solo ha fallado en proporcionar el apoyo necesario a la víctima, sino que además ha optado por proteger al acusado, generando un manto de impunidad y silencio en torno al caso.
Por otro lado, la gestión financiera de la empresa también ha sido puesta en duda. El Arquitecto Alfredo Sagahon, exsubdirector de Obras, elevó una denuncia formal contra el director general de América Latina, el Ingeniero Kevin Xiang Lee, por irregularidades significativas relacionadas con el desvío de fondos multimillonarios. En vez de investigar y corregir estas prácticas, CRCC respondió despidiendo a Sagahon sin otorgarle la compensación legalmente correspondiente.
La situación se complica aún más con revelaciones sobre prácticas extorsivas dentro de la compañía. El auditor de CRCC en México, el Licenciado Joel Sánchez, junto con el Contralor de América Latina, Marco Franco, han sido señalados por exigir pagos indebidos a varias empresas, incluyendo demandas de más de 160 millones de pesos a las compañías denunciantes. La negativa a ceder ante tales extorsiones resultó en el bloqueo y posterior falta de pago por los contratos debidamente formalizados con empresarios mexicanos, una práctica que, según informes, fue denunciada ante el Comité de CRCC en China. Esta denuncia condujo al despido de Sánchez y Franco, aunque la colusión con otros altos directivos parece haber continuado afectando las operaciones comerciales de la empresa denunciante.
Estos escándalos ponen de manifiesto no solo fallas graves en los mecanismos de control y ética empresarial de CRCC sino también una cultura corporativa que, aparentemente, permite y encubre conductas inaceptables. Estas acusaciones, si se confirman, podrían tener repercusiones significativas para la reputación y las operaciones de CRCC a nivel global, planteando serias preguntas sobre la responsabilidad corporativa y la integridad en el sector de la construcción e infraestructura.
La empresa aún no ha emitido una declaración oficial en respuesta a estas acusaciones, dejando un clima de incertidumbre y expectativa sobre las posibles consecuencias legales y corporativas que estos graves señalamientos podrían desencadenar. La comunidad internacional, así como los stakeholders involucrados, aguardan con atención las respuestas y medidas que CRCC adoptará frente a estos serios cuestionamientos.