Pocos políticos en México con el sentido de la oportunidad tan manifiesto como el presidente Andrés Manuel López Obrador. Sabe perfectamente en qué momento soltar sus bombas declarativas, mantener sus dichos o desprenderse de ellos olímpicamente.

Olfato o instinto político suelen llamarle a esa cualidad.

En medio de fuertes críticas por la inseguridad, por la falta de medicamentos contra del cáncer, por la inminencia de una tercera oleada de contagios del Covid-19, López Obrador abrió de plano la carrera por la sucesión presidencial.

Ya lo había hecho antes, el 14 de junio, al referirse a un artículo publicado en The New York Times sobre el accidente en la Línea 12 del Metro. En esa ocasión se refirió a que los conservadores querían poner a pelear a Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum, en clara alusión a que son los favoritos para que, desde Morena, se conviertan en candidatos presidenciales.

Esta semana, y a pesar de que faltan tres años para las elecciones de 2024, nuevamente AMLO se refirió a sus preferidos. Sheinbaum y Ebrard, a los que añadió a Tatiana Clouhtier, Juan Ramón de la Fuente, Esteban Moctezuma y Rocío Nahle.

Agregar nombres a su lista inicial de sólo dos tiene la evidente intención de desviar la atención sobre sus preferidos, pero sobre todo para que los medios de comunicación y la gente común tengamos tema de conversación.

Tanto pegó su estrategia, que en los demás partidos de inmediato surgió la destapocracia. Surgieron nombres en el PRI, donde se menciona en primer lugar al presidente nacional de ese partido, Alejandro Moreno Cárdenas, así como a los gobernadores del Estado de México, Alfredo Del Mazo Maza y de Oaxaca, Alejandro Murat.

En Acción Nacional aparece en primer lugar Ricardo Anaya Cortés, excandidato a la presidencia en 2018 y los gobernadores Francisco Domínguez, de Querétaro, y Mauricio Vila, de Yucatán. En Movimiento Ciudadano tienen cuatro buenos “gallos”: Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco; Samuel García, gobernador electo de Nuevo León; Luis Donaldo Colosio, alcalde electo de Monterrey, y Dante Delgado, coordinador legislativo en el Senado.

Resaltan los nombres de Margarita Zavala, diputada electa, excandidata a la presidencia y quien podría ser nuevamente candidata ciudadana, así como Jaime Rodríguez Calderón, gobernador saliente de Nuevo León, y los empresarios Gustavo de Hoyos y Claudio X. González.

El destape del mandatario nacional causó sorpresa, aún en algunos de los nombrados, como Rocío Nahle, secretaria de Energía, que no se lo esperaba y en Ricardo Monreal, coordinador de Morena en el Senado, que no ha sido objeto de ni una sola mención presidencial, pero que ya se apuntó por su cuenta.

Todos estos nombres que ahora se barajan y son tema de conversación en las mesas de café, son resultado de que Andrés Manuel haya agitado el avispero para desviar la atención y como en todo lo que hace, le resultó. Hay más gente hablando de esto que de los grandes problemas nacionales no resueltos.

ASME


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