Albarradón queda inundado de viviendas e infraestructura vial

El Albarradón de San Cristóbal, que fue concebido para prevenir inundaciones y regular las aguas que ingresaban al lago de Texcoco desde Xaltocan y Zumpango, conserva sólo algunos tramos de su construcción original, que apenas pueden apreciarse entre miles de casas y vías de comunicación que lo rodean.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) señala que este es uno de los pocos sistemas de manejo hidráulico de tipo virreinal que sobreviven, ubicado actualmente sobre la carretera federal México-Pachuca y a unos pasos del fraccionamiento Los Héroes, en el municipio de Ecatepec.

Las piedras que aún se sostienen gracias los trabajos de conservación, son memoria de la función tan importante que tuvo el dique en la época colonial.

Hoy forma parte de una imagen totalmente diferente a los lagos de agua dulce y salada que confluían con una vasta variedad de especies acuáticas y flora.

La autopista México-Pirámides, la carretera federal México-Pachuca, el carril confinado de la línea 4 del Mexibús y recientemente la salida de la vía libre al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), han modificado por completo el entorno urbano del monumento histórico.

Aún más las 20 mil viviendas y sus 80 mil habitantes del fraccionamiento Los Héroes Cuarta Sección, Izcalli Jardines, Ruiz Cortines y La Veleta que se ubican en sus costados.

Historia de Albarradón

Las anotaciones bibliográficas que ofrece la mediateca del INAH señalan que, en su momento, el Albarradón de San Cristóbal fue calificado como una verdadera obra de romanos, en la que se calcula que participaron más de 20 mil indígenas.

Los historiadores refieren que los aztecas sabían de los fenómenos devastadores que provocan las lluvias, por lo que desde mediados del siglo XV construyeron diques y calzadas que protegían a la antigua ciudad de Tenochtitlan.

A su llegada en 1521, con la intención de conquistar a ese pueblo, los españoles lograron destruir el dique del Albarradón de Ecatepec.

Casi un siglo después comenzó su reconstrucción con piedras de tezontle a lo largo de 3.5 kilómetros, con alturas de hasta seis metros en algunos puntos, en el lado más angosto de la Cuenca de México.

“En 1604, con motivo de las inundaciones que sufrió la ciudad de México, tuvo que ser reconstruido; los trabajos quedaron a cargo de fray Gerónimo de Zárate”, señala el documento. 

Los investigadores colocan a esta estructura como una de las construcciones más importantes dentro de los diques y albarradones coloniales, creados con propósito de detener las frecuentes inundaciones que sufría la capital de la Nueva España. 

“El objetivo de la albarrada de San Cristóbal fue evitar que las aguas del río Cuautitlán entraran a la laguna de Zumpango, ya que ésta desembocaba en la laguna de San Cristóbal, Ecatepec, la que a su vez desaguaba en la de Texcoco y ésta última en la de México”, señala el texto. 

La obra arquitectónica fue creada en el siglo XVII por encargo del virrey marqués de Montesclaros. Se estima que la edificación requirió de solo unos ocho meses de tiempo.

El INAH señala que este dique se construyó sobre el embarcadero de Acalhuacan, el punto más estrecho al norte de la Cuenca de México.

 “Ante los embates, la agresión ambiental y social, las contingencias naturales y el inexorable paso del tiempo, el albarradón se deterioró y sufrió diversos daños, entre éstos, la pérdida de elementos estructurales, por lo que estaba en riesgo de sucumbir”.

Declaratoria de Monumento Histórico

En 2023, el Albarradón de San Cristóbal cumple 21 años de haber sido declarado Zona de Monumentos Históricos.

El boom inmobiliario que se dio a inicio del siglo XXI obligó al INAH, a las autoridades municipales y a la empresa constructora SADASI, entonces autorizada para construir miles de viviendas en esa región del municipio, a intervenir en la recuperación del dique.

Hasta antes del año 2000, la estructura fue objeto de múltiples agresiones e invasiones de construcciones que ocasionaron un grave deterioro, destruyendo prácticamente en un 60 por ciento.

Sobre él llegó a instalarse un estacionamiento de camiones recolectores de basura; también la construcción del Circuito Exterior Mexiquense y la caseta de la autopista México-Pachuca le provocaron daños irreparables.

Información del Instituto Nacional de Antropología e Historia señala que la habilitación de la Línea 4 del Mexibús motivó al inicio de obras de salvamento arqueológico a partir de 2004. 

“El INAH auspició temporadas de excavación entre 2005 y 2015, las cuales determinaron su antigüedad, sistema constructivo y materiales utilizados”.

Para el 2019, arqueólogos desenterraron un túnel-compuerta en cuyo acceso se identificaron 11 imágenes prehispánicas, entre las que sobresale un teocalli. 

Según el salvamento y los estudios hechos en el sitio, es probable que fueran reutilizados por los indígenas que construyeron la obra para vincularla con Tláloc.

INAH cubre vestigios en el Albarradón de Ecatepec

En julio del 2021, la Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) informaron en un comunicado sobre la determinación de proteger y cubrir los vestigios prehispánicos y virreinales encontrados en la Zona de Monumentos Históricos, Calzada Albarradón de San Cristóbal, en Ecatepec. 

Esto, luego de que concluyó el proyecto de salvamento arqueológico que acompañó la construcción de la Línea 4 del Mexibús.

En octubre de 2019, el INAH informó del hallazgo de un túnel-compuerta de 8.40 metros de largo, con 11 imágenes prehispánicas, entre petroglifos y relieves estucados en la zona conocida como Puente de San Cristóbal.

Aunque en su momento se planteó la idea de realizar un corredor y una ventana arqueológica que permitiera al público admirar los vestigios a su paso por el lugar, la falta de recursos obligó a posponer el proyecto.

Al considerar que dichos hallazgos se ubican en una zona de alto riesgo de vandalismo o de saqueo, los especialistas del INAH determinaron volver a cubrirlos de acuerdo con las medidas de conservación y protección que establece la normatividad en materia arqueológica del Instituto.

En su momento la Secretaría de Cultura y el INAH consideraron que esas medidas de protección fueron la mejor decisión para la salvaguarda de los vestigios, y reiteraron su disposición para coadyuvar con las autoridades locales y estatales para que, en cuanto existan las condiciones, se pueda retomar el proyecto de exhibición de este patrimonio.

SPM