En medio de una gran expectativa, por todo lo que representa la entidad mexiquense, el Instituto Electoral del Estado de México dio el banderazo de arranque del proceso electoral que culminará con la elección de la próxima gobernadora estatal. Está en juego la continuidad del PRI en el poder o la alternancia política por primera ocasión.
En este momento las aspirantes son: Delfina Gómez Álvarez, ya definida por el CEN de Morena que la anunció como su precandidata, y Alejandra del Moral Vela, quien será la propuesta del PRI para encabezar la coalición con el PAN y el PRD.
Ya se esperaba el nombramiento de Horacio Duarte como coordinador de campaña de la maestra, viejo lobo de mar. El senador Higinio Martínez, delegado especial del CEN y líder del equipo del grupo Texcoco, que comenzó con la advertencia de denunciar a Alejandra del Moral por las decenas de espectaculares en diversos puntos de la entidad. Aunque algo que han hecho todos incluso los de Morena.
Veremos cómo termina el asunto porque, sin duda, y lo he comentado antes, todos han usado a medios de comunicación para tratar de torcer las leyes, las que los mismos partidos han impulsado.
De ganar las elecciones, el PRI cumpliría cien años en el poder, ya que no ha perdido ninguna elección desde 1929. Se espera pronto la presentación de Alejandra del Moral como precandidata. Tiene sobre la espalda una gran responsabilidad.
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Y es que, en caso de perder, el PRI estaría casi firmando su sentencia de muerte, quedaría como partido marginal, con presencia focalizada en algunas entidades, pero sin recursos ni posibilidades reales de reagruparse y retomar camino como partido nacional. El PRI se juega su permanencia, de ahí la importancia de este proceso electoral.
Durante la sesión del Consejo General del IEEM, su presidenta, Amalia Pulido, señaló que el árbitro electoral busca construir el proceso más íntegro que haya tenido la entidad y advirtió que nadie está por encima de la ley.
Muy oportuna advertencia de la presidenta del IEEM que, sin embargo, debe empezar a aplicar en casa, por ejemplo explicando quién administrará el jugoso presupuesto de más de dos mil millones de pesos autorizado por los legisladores y aclarar qué sucedió con los recursos del Fondo de Ahorro, no puede estar en entredicho el árbitro electoral, y menos financieramente, en pleno año de elección.
El color y el tono que caracterizarán a esta contienda electoral se reflejó desde el arranque mismo, ya que Morena y PRI se enfrascaron en un enfrentamiento verbal. El PRI anunció que defenderá a los mexiquenses del “amedrentamiento, las persecuciones y el uso político de las instituciones” a lo que el partido guinda respondió que “no permitirá un fraude más en la entidad, ni otra herida desde Atlacomulco”.
Parece que los ataques y las confrontaciones matizarán al proceso, en lugar de las propuestas. “Nuestro estado es un ejemplo de aquello que no se quiere: pobreza, inseguridad y corrupción”, denunció el representante morenista Francisco Vázquez. Tonatiuh Medina, del tricolor arremetió: “protegeremos al estado de la corrupción, del trágico manejo del sector salud, del aumento a la pobreza”.
Esto es deplorable, porque la ciudadanía mexiquense merece algo diferente: autoridades electorales, partidos y candidatos respetuosos de las formas, de la ley, del electorado, que se conduzcan con transparencia y al final con absoluto respeto a la voluntad popular.
Esperemos, por el bien de los más de 17 millones de habitantes de esta entidad, que así sea.
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