Después de dos sensibles reveses, el grupo del senador Higinio Martínez Miranda, Mexiquenses de Corazón, se hizo de cuatro de los principales puestos de la dirigencia estatal de Morena y, con ello, obliga a pasar por su aduana de cara a la elección de 2023.
Higinio fue vencido por dos encuestas en la búsqueda de su última oportunidad de contender por la gubernatura del Estado de México, según los datos presentados por la dirigencia estatal, Martínez Miranda tiene arrastre, pero no tanto.
La segunda derrota se le propinó en el Senado a mano del grupo que todavía controla Ricardo Monreal, un escenario que podría no pintar tan mal para el texcocano pues quien debía cumplirle no lo hizo y ahora la deuda (moral o política) es mayor.
Con estos dos antecedentes, en el territorio estatal varios grupos unieron fuerzas y se envalentonaron para plantarle cara a Mexiquenses de Corazón con miras a la elección de la dirigencia estatal, dicen los que saben, formando un bloque “anti-Higinio”.
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En sus sueños guajiros, el bloque intentó atraer votos de las huestes del texcocano pensando que podrían propinarle su tercera y más dolorosa derrota, ya que no solo no podría controlar el partido en el estado, sino que habría visto la traición de los suyos.
Pero al parecer “más sabe el diablo…” y el grupo de Higinio se dejó de juegos y concesiones, presionó hasta conseguir que la asamblea estatal de Morena se realizara de inmediato y, con ello, frenó toda acción en su contra, un manotazo en la mesa que aplacó todo.
El grupo de Higinio demostró su fortaleza y organización al interior de Morena en la entidad y lo hizo con todas las de la ley, la tarde del 3 de septiembre, su líder tiró línea al anunciar su apoyo a Martha Guerrero para la presidencia y Nazario Gutiérrez en la secretaría general.
Con la instrucción dada, Higinio demostró que, al menos en el estado y en Morena, su voz aún suena. Martha Guerrero es presidenta; Nazario Gutiérrez, secretario general; Nancy Nápoles, presidenta del consejo político y Laura Amparo en la Secretaría de Comunicación.
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El control del partido en el estado quedó en manos de Mexiquenses de Corazón, la asamblea general así lo demostró, la dirigencia nacional poco o nada pudo operar y, en consecuencia, se tendrá que negociar cualquier movimiento o acción con Higinio, no hay más.
Hay varias dudas que surgen después de todo este entramado que parecen inexplicables a los ojos de cualquiera: ¿cómo es que alguien que demuestra tener todo ese apoyo de su partido en la entidad perdió la candidatura en dos encuestas? No suena muy lógico.
Es decir, no es muy creíble que la encuesta diga que en el Estado de México Higinio no tiene pegue pero luego en la elección de consejeros estatales arrase con los puestos para que en la asamblea estatal sean los miembros de su grupo quienes controlen el partido. ¿Cómo?
Los grupos que esperaban, por fin, poder desplazar a Higinio quedaron más que mal parados, evaluaron mal, creyeron que los resultados de la encuesta evidenciaban una realidad que resultó ser más ficticia y pone en duda la verdadera fortaleza que creían tener.
También vale cuestionar si la decisión de Delfina de regresar a su escaño en el Senado es una represalia por los resultados de la asamblea. Martha Guerrero, su suplente, ganó la dirigencia estatal del partido y parece que el mensaje es que solo eso tendrá.
El ajedrez político en Morena se pone interesante, Delfina y los supuestos “anti-Higinio” tendrán que organizar una elección en la que necesitan, sí o sí, al texcocano pero este no será una Luana fácil en las negociaciones. Está vivo, fortalecido y quizás dolido, muy dolido.
¿Podría Higinio aplicar la máxima morenista “amor con amor se paga” y pagarle a Delfina y todo su grupo con el mismo amor que le han demostrado a él? ¿Sería capaz de una negociación con la alianza contraria a cambio de algún beneficio?
Higinio ha dicho una y mil veces que tiene un compromiso con AMLO, pero pareciera que el compromiso no es recíproco y eso cala en lo profundo. Además, no es lo mismo tener en contra a un Presidente entrante que a uno que ya se va. La novela se puso buena.
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