Aura Ayar (Fondo Blanco) es ella, él, tú, usted, ellos, cualquiera que vivió la década de los 90s a todo pulmón. Es el recuerdo de la juventud en medio de una crisis y que vio cómo sus padres perdían sus ahorros, sus casas, su vida.
El libro de Lilia Ávalos toca la memoria de muchos, su juventud, la escuela, la pobreza, cómo un núcleo familiar en ocasiones se sostiene por apariencias o de plano es ficticio.
Aura Ayar, Premio Nacional de Literatura “Dolores Castro”, es una joven que va edificando su carácter durante la etapa en la que sus padres enfrentan la crisis económica en el México de los años 90.
Con humor negro, Ávalos va detallando cómo Aura escribe sus anécdotas familiares, la amistad, la hermandad, el amor, el sexo, la lectura y los ideales de una nueva revolución que en México nunca se realiza.
“Es la parte de la historia y de la trama, esencialmente la historia de Aura y su familia, pero no solo su historia sino también la historia de un México que vivió la crisis económica del 95 y cómo tuvo consecuencias en las emociones e interrelaciones de las personas”.
La autora indicó que la esencia de su obra también se puede considerar como una novela de ensayo en donde se reflexiona acerca de la memoria y de los recuerdos.
“¿Por qué recordamos lo que recordamos, por qué no otras cosas, por qué no de otra manera? Y pues cómo muchas veces pensamos que nosotros somos la suma de nuestros recuerdos, pero a veces puede funcionar a la inversa, qué decidimos recordar para justificar lo que somos”, comentó Lilia.
Una familia fracturada, pero unida ante la desgracia, una madre como millones en un México que no ha cambiado, el padre conformista y harto de la miseria que ahoga su lastimosa vida en el alcohol.
Así recorre Lilia Ávalos la vida de su protagonista, Aura Ayar, ella, la que se conformaba con unos zapatos viejos, la que sufrió, sin entender la crisis del 94 junto con la rebelión del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
“Mis recuerdos de la década del 90 se centran en las pláticas de mis padres sobre el asesinato de Luis Donaldo Colosio y toda mi familia frente a la televisión viendo las noticias del levantamiento del EZLN. Ahora pienso que en el 2020 habrá una resignificación semántica de la palabra “levantamiento”. Quienes vivimos de cerca el 94 la relacionábamos con el EZLN, sospecho que desde el 2020 la relación será con la cuarentena.
“1994 en México fue peculiar, por decir lo menos, fue un año de convulsión, primero el 1 de enero se levantó en armas el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, ese mismo día entró en vigor el primer Tratado de Libre Comercio de América del Norte; después en marzo asesinaron al entonces candidato del PRI a la presidencia de la República Colosio y por si faltara algo, el 22 de diciembre el peso entró en libre flotación devaluándose al momento de forma estrepitosa sin reservas internacionales que respaldaran el estallido de los Tesobonos y las salidas de capital”, recuerda.
Devaluación del peso mexicano y la caída de muchos sueños
Y es ese año en el que quienes tenían créditos hipotecarios o de automóviles, quienes invirtieron en contratos de tasa libre se desplomaron junto con el peso.
“Los bancos ejecutaron embargos, quitaron casas y autos, las familias pasaron de una situación de ensueño, enamoradas del Salinato y su promesa de ser primermundistas, al caos, iban a ‘arrimarse’ con familiares para sobrevivir; algunos se supe que se suicidaron que sus descendientes no cargaran con las deudas”.
Para Lilia Ávalos esa etapa no había sido tratada en una novela, faltaba en la literatura nacional una historia que se desarrollara en torno a la crisis que dejó Carlos Salinas de Gortari, así como la violencia política, pero más aún, la familia, el proceso que tuvieron que pasar millones de mexicanos.
“Para mi había un vacío literario respecto a esa historia de México, pero más bien con la microhistoria o las mitologías familiares. Pensaba que hay literatura que trata acerca de la Segunda Guerra Mundial o la Guerra Civil Española y que influyeron en la manera de sentir y relacionarse con los otros.
“Noté la ausencia de una literatura así en mi país y más para este año, 1994, en particular y me dispuse a desarrollar el tema. Normalmente decimos que desconocer la historia te obliga a repetirla, pero solemos pensar esta frase a nivel social.
En Aura Ayar habló de que esto también sucede a nivel de las emociones personales, de los ecos que continúan teniendo influencia en el presente aun cuando fueron desencadenados por eventos del pasado.
“Me interesaba notar las consecuencias afectivas de la macrohistoria y la macroeconomía. Sin las vivencias de las personas todo se reduce a una lista de datos; la literatura es una forma de mostrar la otra parte”.
Dolor y crisis en los lazos familiares
La familia de Aura Ayar es dolor, crisis sentimental, depresión, la falta de aspiraciones y eso lo plasma muy bien Ávalos.
Su padre se pierde en el vicio, igual que su hermano, mientras la mamá solo ve pasar el tiempo conformista.
“La crisis económica implicó fracaso económico y también desesperanza, dolor, hambre. En una familia todos son proclives a sentir esto, pero los padres no pueden abandonarse a este dolor porque tienen que ser responsables. De ahí que traté de mostrar a los padres no sólo como figuras parentales, sino también como personas que sienten sus propios dolores.
“Ellos hacen lo que se puede con lo que hay, pero la sensación de deuda emocional persiste aun cuando lo peor de la crisis económica haya pasado. Las sensaciones desencadenadas por esta crisis terminaron creando o destruyendo vínculos, de manera que estos se construyeron sobre la tristeza, la carencia y la desconfianza”.
Quienes han leído Aura Ayar se han sentido identificados, la lectura los llevó a recordar aquellos años y a notar que vivieron y sintieron situaciones muy parecidas a las que se describen en la novela.
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DB