Cada año, en vísperas del 2 de febrero, Día de la Candelaria, cientos de familias en Toluca buscan ropa especial para sus Niños Dios. Esta tradición, arraigada en la cultura mexicana, ha sido fuente de sustento para muchos artesanos que confeccionan atuendos religiosos. Sin embargo, la venta de estos trajes ha disminuido en los últimos años.
Día de la Candelaria, cientos de familias en Toluca buscan ropa especial para sus Niños Dios.
María Luisa Sánchez, quien desde hace más de 20 años se dedica a vestir imágenes del Niño Dios, asegura que la demanda ha bajado considerablemente, afectando a quienes dependen de este tipo de actividades.
“Antes, desde diciembre ya teníamos pedidos y en enero no parábamos de coser. Ahora la gente lo piensa más, muchos ya no visten a sus Niños Dios o compran solo un traje para varios años.
Se siente la diferencia, porque antes hasta hacíamos fila para entregar los pedidos, ahora apenas y sale para los gastos, yo creo que de unos 10 años para acá ha bajado como la mitad de la clientela” , comentó.
El descenso en las ventas se debe a varios factores, entre ellos la crisis económica, el aumento de productos industriales y la falta de continuidad en la tradición. Muchos jóvenes ya no tienen el mismo interés en vestir a sus imágenes, lo que ha reducido el número de clientes.
“Las telas, las lentejuelas, los hilos, todo ha subido de precio. Antes con poquito hacíamos mucho, ahora lo que ganamos apenas alcanza para reponer material. Además, en los mercados ya venden trajes hechos en fábricas, más baratos pero sin detalle. Es difícil competir cuando la gente prefiere lo económico antes que lo artesanal” , lamentó.
Caída en las ventas
A pesar de la caída en las ventas, la artesana sigue confeccionando trajes cada año, aunque ya no depende completamente de esta actividad. Para ella, la vestimenta del Niño Dios es una tradición que vale la pena preservar, pero reconoce que actualmente no es suficiente para sostenerse económicamente.
“Como ingreso extra está bien, pero no es algo a lo que te puedas dedicar de lleno. Antes sí se podía vivir de esto, pero ahora no. Yo sigo porque me gusta y porque hay clientes que todavía valoran el trabajo, pero si fuera por lo que se gana, ya lo hubiera dejado desde hace años” , confesó.
La tradición de vestir al Niño Dios en Toluca sigue viva, pero enfrenta desafíos importantes. Mientras algunos continúan con la costumbre, otros han optado por simplificarla o abandonarla. Sin embargo, artesanos como María Luisa esperan que la gente siga valorando su trabajo y que la tradición no desaparezca por completo.
“Mientras haya alguien que quiera un traje bien hecho, aquí estaré. No sé por cuánto tiempo más, pero mientras pueda, seguiré cosiendo. Es algo que me enseñó mi madre y me gustaría que no se perdiera, porque es parte de nuestra historia y de nuestra fe” , concluyó
PAT
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