Candidatas quedan a deber en el arranque de campaña

Al tiempo que inició el periodo vacacional de semana santa arrancó la etapa de campaña en el proceso electoral para elegir a quien será la primera gobernadora del Estado de México y parece que, al menos de inicio, están quedando a deber.

Pareciera que la gente está más preocupada por encontrar un destino de descanso para aprovechar estos días de asueto escolar que en enterarse de lo que podría estar pasando en el ambiente político-electoral del Estado de México.

En las calles, al preguntarle a la gente, se percibe el desinterés sobre el tema. Muchas personas no saben que ya empezó esta etapa o, por el contrario, otras tantas piensan que la campaña tiene ya varios meses de desarrollo.

El desinterés o la desinformación ciudadana sobre los detalles de un proceso electoral no es algo nuevo; regularmente la gente se va involucrando más en el tema conforme se acerca el momento de tomar la decisión y es ahí donde se define el resultado.

La última “fotografía” de una encuestadora confiable sobre cómo va el proceso en el arranque de la elección la presentó el día de ayer TResearch y coloca una diferencia de 18 puntos de ventaja para Delfina Gómez sobre Alejandra del Moral.

Más allá de eso, es interesante ver que en los atributos de las candidatas, la estrategia de difusión realizada por parte del equipo de Alejandra no ha podido posicionarla en ninguno de ellos por encima de Delfina, lo que podría ser un problema importante para la priista.

En cuanto a la opinión que la gente tiene de ellas, Delfina logra un posicionamiento positivo de 16 puntos en la sumatoria final mientras que Alejandra aparece con una imagen principalmente negativa por 11 puntos.

Este es un problema severo para los tricolores porque originalmente se consideraba que la contienda entre partidos estaba perdida por el PRI, pero en la competencia personal entre candidatas tendrían una mejor posibilidad de competencia.

No obstante, hay tres factores que obligan a considerar que sería un error creer que la elección está definida en este momento: primero que el porcentaje de indecisos aún es alto (20 por ciento), eso implica que todavía se pueden mover mucho los resultados.

En segundo lugar está la configuración propia de la contienda, al tratarse de una pelea entre dos, estamos en un escenario de suma cero, es decir, lo que gane una lo perderá la otra y esto implica que cada punto a favor en contra vale el doble.

En tercer lugar está la voluble clase media trabajadora que se ha vuelto cada vez más invisible para las encuestas porque su ritmo laboral o no le permite participar de estos ejercicios o bien no le interesa hacerlo porque tiene otras cosas por resolver.

Es muy probable que la definición del proceso se encuentre ahí, en este segmento que, además, se considera más crítico en temas políticos, menos tolerante a casos de corrupción y muy exigente con las capacidades que debe mostrar quien quiera dirigirlos.

Poco a poco veremos cómo resultan las propuestas iniciales y cómo irán cambiando los mensajes de las candidatas y sus equipos; por lo pronto el arranque se ve lento y sin lograr encender los ánimos de una ciudadanía, de por sí, desconfiada en la participación.

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