La chelista Claudia Pacheco Chávez, integrante de la Orquesta Sinfónica de Toluca (OFiT), encontró en la música y el arte no sólo una forma de expresión sino una manera de ayudar y compartir con el público.
En su familia no hay una tradición musical, pero tuvo su primer contacto con el violonchelo a los 8 años, dentro del Programa de Orquestas Juveniles y Coros de la Ciudad de México.
Estudió el bachillerato en el Politécnico, lo que le permitió reafirmar su gusto por la música y decidirse a estudiar chelo de manera profesional e ingresar a la entonces Escuela Nacional de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Formó parte de las orquestas Sinfónica Juvenil del Estado de México y la Carlos Chávez. Obtuvo la medalla “Gustavo Baz Prada” por el Servicio Social más sobresaliente en el 2012, al ofrecer conciertos didácticos a niños con problemas de aprendizaje.
Realiza maestría en UNAM
Además, realizó su Maestría en Interpretación becada por la UNAM, lo que le permitió viajar a Inglaterra, para conocer a investigadores de su área.
Agradecida con las instituciones públicas, donde ha tenido la oportunidad de estudiar y prepararse, busca la manera de regresarlo a la sociedad al realizar diferentes actividades musicales y de difusión cultural.
Participó en un programa llamado Operación Arcoíris, donde tocó en los auditorios de hospitales para deleitar a médicos y en los pasillos para que los pacientes la escucharán.
“Me hizo darme cuenta que el arte es una muestra de amor y nos corresponde mostrarlo y llevarlo a la gente. Cuando hay sufrimiento físico puede llegar a afectar las emociones y cuando alguien está receptivo entonces el binomio se completa de manera extraordinaria”.
Colabora en la estación de radio de música clásica de la Ciudad de México, Opus 94. Da clases y un curso de violonchelo a académicos y alumnos de la UNAM, que no tienen una formación musical, desde hace seis años en la Facultad de Música.
Perteneciente a la OFiT desde el 2019 ha creado una gran conexión, dada la comunión que existe entre su director Gerardo Urbán y Fernandez, el público y los músicos.
“En esta orquesta encuentro ese dar a los demás, con mi experiencia me doy cuenta que la OFiT es una orquesta que se `cuece aparte´, tiene un público receptivo con una formación que no es común, y eso me encanta y me siento orgullosa de ser parte de ella”.
ASME
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