El fantasma neonazi se apareció en México el pasado 29 de octubre en un salón de la colonia Santa María la Ribera de la capital, donde grupos españoles y mexicanos del género punk y hardcore, que ellos definen como “rock duro nacionalista”, convocaron en un concierto a unas 300 personas que, rapadas y ataviadas con suásticas y tatuajes nazis, corearon consignas hitlerianas y fascistas, en una noche de alabanzas al odio.
La fecha del concierto se eligió en conmemoración de la culminación de la Marcha sobre Roma de Benito Mussolini, en 1922, así como por la fundación del partido fascista Falange, en España, en 1933.
La convocatoria fue casi de manera clandestina, según publicó el diario español El País, que dio a conocer el concierto realizado en el salón Pentatlón, asociación ligada con el entrenamiento militar.
Concierto neonazi en la CDMX
Las entradas estuvieron a la venta en mil 580 pesos en el sitio web de la Editorial Heidelberg, con sede en Monterrey, distribuidora de libros de extrema derecha; hasta ayer permanecía publicado ahí el cartel de invitación, donde se aclara que el acceso estaba limitado a 150 personas.
En el escenario estuvieron los españoles Batallón de Castigo, Irreductibles y Last Chance.
Por México, Suncity Skins, Royal Aces Convicted y Ejecución 1980, agrupaciones de bajo perfil del movimiento RAC (Rock Against Communism o Rock contra el Comunismo), que tiene sus orígenes en la década de los setenta y en realidad es un eufemismo para referirse a varios tipos de música de odio, como el hatecore.
Pese a su nombre, esa corriente no hace referencias al comunismo, sino que se centra en el racismo y el antisemitismo. Así se llamó también una serie de conciertos organizados en los 70 por el partido fascista británico Frente Nacional. Ahora, quienes que usan el término RAC a menudo lo hacen como una forma de esconder la verdadera naturaleza de la música racista.
Retratos de Hitler
Durante todo el concierto se hizo presente el saludo nazi, que hacían decenas de integrantes del público y las bandas, según la reseña del diario.
Abundaron los diseños de suásticas, frases en alemán y alguno que otro retrato de Hitler.
La Jornada buscó un comentario del organizador, el colectivo Desesperados División.
Su respuesta fue: “ni como grupo ni como individuos estamos interesados en vertir postura alguna o contestar preguntas para la prensa, sin importar el medio de comunicación al que pertenezcan. Cualquier comunicación oficial es y será la que aparece en nuestro perfil”.
Sin embargo, tras la petición de este diario, el grupo publicó lo siguiente: “El día de hoy se publicó una nota alusiva al concierto realizado el pasado 29 de octubre, con tintes tendenciosos y especulativos. No entraremos en dicha polémica; sin embargo, sólo aclararemos que, efectivamente, varios de nosotros fuimos contactados por ellos para preguntarnos nuestra opinión sobre un artículo que nos dedicaría, bajo el título de Ideología supremacista en México. Sobra decir que no estuvimos interesados en ser parte de su noticia y aprovechamos el comunicado para aclarar que no fomentamos el odio ni la discriminación, prueba de ello es que a nadie se le negó el acceso ni se le discriminó por parte de asistentes, organizadores o músicos.
“El concierto se realizó de manera exitosa y efectiva. Aprovechamos este comunicado para condenar la manipulación mediática y manifestamos nuestra repugnancia a las narrativas fantasiosas parecidas a las de las películas, vertidas en el artículo, las cuales no tienen nada que ver con nosotros ni con nuestros principios y objetivos. Confiamos plenamente en el trabajo que realizamos, respaldado por nuestros propios medios, con los que hemos podido crear esta red de comunicación que sigue creciendo cada día y no necesitamos de los medios masivos de comunicación para que viertan su ignorancia sobre nuestras actividades”, es decir, otros tres conciertos clandestinos.
Buscan “cubrir un espacio”
Desperados División dice tener dos años de existencia con la consigna de “cubrir un espacio y realizar conciertos de ciertas bandas que pocos se atreverían a invitar a nuestro país. Si algunas personas han levantado la voz para decir que los precios son elevados, sólo podemos decir que éstos han sido justificados con el nivel de la producción, audio y organización de los mismos… Y estén pendientes a nuestra crónica oficial, la cual será libre de manipulaciones amarillistas y no tergiversará los hechos con relatos ficticios”.
Batallón de Castigo, cabeza del cartel del concierto, es un grupo que se formó a principios de los 90 en la prisión de Alcalá-Meco, en Madrid. Su cantante, guitarrista y único miembro original en activo, Eduardo Clavero, estaba encarcelado por asesinar a un joven de 19 años, según El País. Clavero es también delegado del partido neonazi Alianza Nacional en Málaga (España). Su género es RAC-Trash Metal. El sitio que difunde la música de Royal Aces Convicted dice que la banda es “el verdadero sonido crudo del skinhead rock mexican”.
Un músico mexicano, quien prefirió guardar el anonimato, comentó a La Jornada que estos conciertos “no son hechos aislados, pues en redes sociales los grupos de ultraderecha y organizadores han hecho varias invitaciones, entre las que se incluyen conferencias con miras a la formación de cuadros”.
SPM