La artesana otomí Leonarda Martínez, originaria de San Cristóbal Huichochitlán, cada quince días visita la capital mexiquense para compartir con los visitantes sus piezas de palma que realiza con una técnica artesanal tradicional de su comunidad que aprendió en su infancia.
Sin embargo, lamentó que sin importar que cada obra es única y requiere días de esfuerzo, la parte de la comercialización es difícil ya que no siempre se paga un precio justo o no encuentra un lugar para ofrecer sus piezas.
“Es muy laborioso y tardado, eso no lo ve la gente, muchos no valoran el esfuerzo que representa, pero igual me gusta el resultado y nos da para poder comer todos los días”.
La pieza artesanal de palma es difícil de comercializar
Por otro lado, reconoció que se enfrenta a grandes retos como discriminación por sus orígenes y a enfrentamientos con los ambulantes quienes aseveró se toman atribuciones que no les corresponden respecto a los espacios públicos.
Refirió que es urgente que les den un espacio para que puedan ofrecer sus productos con libertad, manejando precios justos, ya que, en ocasiones, apenas recuperan los invertido.
“El gobierno tiene el trabajo de darle un lugar a todos, de asegurarse que se haga un pago justo por nuestra labor artesanal, y que nos den un lugar para instalarnos para ofrecer lo que hacemos, por si nos hace falta alguien que nos proteja en ese sentido”.
TE SUGERIMOS: La mancha urbana acaba con tierras de cultivo
Lamentó que nuevas generaciones no quieran aprender
Por otro lado, lamentó que las nuevas generaciones prefieren no aprender a hablar otomí o las técnicas de tejido que desde su abuela les ha servido para mantener a su familia.
Por esta razón, compartió que intenta dejar este conocimiento a sus hijos y nueras, para así preservar este tipo de habilidades.
“Todo comienza con la recolección de la palma, después la limpiamos, lo remojamos en una tina y se cuelga dentro del horno, se le echa azufre y lo sellamos con lodo, al día siguiente se saca y ya está blando y blanco, y ya a rajar secar y pintar, esto nos lleva 3 días, seguido del proceso de tejido que va de 1 a 4 hrs dependiendo el tamaño”.
Para concluir, mencionó que espera que con el tiempo se aprecie en mayor medida todo lo que fabrican, e instó a la gente a no regatear y pensar en todo el trabajo que contrae la pieza que quieren llevarse a casa.
TAR