La Jornada Estado de México

Cuba debe caminar hacia una nueva etapa de su revolución

Heriberto M. Galindo Quiñones*

No se puede ser insensible al dolor que por falta de alimentos y de medicamentos ahoga a gran parte del pueblo cubano. Tampoco podemos pasar por alto las manifestaciones realizadas, en las que se ha pugnado y clamado por comida y por fármacos, pero también por libertad, y algunos hasta por el fin de la dictadura.

Lamentablemente, el Estado cubano carece de recursos financieros para superar esta crisis; por lo que la cooperación solidaria internacional y una apertura general les urge, pues les permitiría obtener créditos y empréstitos, para ir resolviendo la situación y tener tiempo para planificar su nueva era.

Sobre la situación cubana se ha divulgado muchísimo.

En este espacio hago un breve análisis sobre las causas y las posibles soluciones.

Profeso el respeto, la libertad y la democracia para la convivencia pacífica, bajo el estado de derecho, y sustento la tolerancia en todos los órdenes.

Por supuesto que el principal problema u obstáculo inicial del proceso revolucionario cubano ha sido el bloqueo o embargo de los Estados Unidos de América hacia Cuba, mismo que fue ordenado hace casi 60 años por el entonces presidente John F. Kennedy como represalia leve, en lugar de invadir Cuba, como se lo aconsejaba el Pentágono.

Sin embargo, el daño provocado por el bloqueo ha sido atroz durante cerca de seis décadas. Por esa razón casi la totalidad de países miembros de Naciones Unidas, reiteradamente han solicitado su anulación, México incluido desde siempre; menos Estados Unidos e Israel, como ocurrió recientemente.

Pero seamos sinceros: no únicamente el bloqueo tiene a Cuba con tanta necesidad, escasez y pobreza.

No podemos dejar de comentar, con la mejor intención, lo errático de muchas de las estrategias gubernamentales en lo económico, lo social y lo político, pues no han sido plenamente benéficas para el pueblo, que padece mucho y posee muy poco.

Cuando fui embajador de México en Cuba en varias ocasiones conversé con el entonces comandante en jefe, Fidel Castro Ruz, y en alguna de ellas lo hice sobre la necesidad de una apertura general, económica, política y social.

Siempre he pensado que no existe un gobierno en el mundo que quiera la ruina para su pueblo, y es el caso del de Cuba, donde sus gobernantes han creído en las bondades de sus estrategias, pero al no ver los mejores resultados, es muy válido que piensen en rectificar y en cambiar; de allí la necesidad urgente de que innoven y diseñen mejores políticas públicas, acordes con las del mundo actual, preservando su soberanía, en democracia, buscando el desarrollo integral, con inversiones que impulsen su crecimiento económico, la generación de empleos y riqueza.

Eso sería verdaderamente trascendental

* El autor fue embajador en Cuba, cónsul general en Chicago, dos veces diputado federal y recientemente senador de la República


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