Allá por los setenta, cuando estudiaba la primaria, la geografía política mundial era muy sencilla, se dividía en países de primer, segundo y tercer mundo.
En el primer mundo estaban todos los países capitalistas, no importaba de la región que fueran, en América, Estados Unidos y Canadá; toda Europa del Oeste; en Asia, Japón, en el medio Oriente Israel, al primer mundo también pertenecían Australia y Nueva Zelanda.
En el segundo mundo estaban todos los países socialistas y comunistas, la URSS, China, toda Europa del este, Yugoslavia y en América el único país declarado era Cuba.
Y en el tercer mundo, estaban toooodos los demás países en una sola bolsa, América Latina completita, África era tercermundista, de los países árabes no se nos enseñaba gran cosa, pero también estaban en el tercer mundo, excluyendo quizá a Arabia Saudita, los de Asia también jugaban en esta liga inferior.
Al pasar los años, ya en la secundaria eras pro-capitalista o pro-socialista, ninguno de nosotros queríamos pertenecer al tercer mundo, traías puesta una camiseta con la imagen de Mickey Mouse y presumías de que tu tía rica te la había traído de Disneylandia o usabas una camiseta con la imagen del che Guevara o de Fidel y cantabas canciones de Oscar Chávez, Silvio Rodríguez y de los Folkloristas.
Hoy esas barreras ideológicas en las que se dividía el mundo son apenas un atisbo, ya no hay primer, segundo y tercer mundo, la economía de mercado es lo que prevalece.
Quizá la división es entre aquellos países que están preparados y abiertos para recibir inversión y aquellos que no lo están, quizá sea una versión simplista del mundo, pero no hay un país que no busque atraer esos grandes capitales mundiales para generar economía en sus estados y lograr calidad de vida para sus habitantes.
Y mientras todo eso sucede, un país se quedó viviendo en el segundo mundo, enquistado en esa parte de la historia de la cual parece no querer salir, la URSS ya no existe, China es la economía mundial que más rápido crece, Yugoslavia se desintegró, Alemania es una sola, Europa del Este no es una referencia socialista.
Ese país, esa capsula en el tiempo es Cuba, Cubita la bella.
A finales de los 90´s tuve la oportunidad de viajar a la isla y constatar la gran dignidad con la que vivía el pueblo cubano a pesar de la pobreza que rodea todo el ambiente, edificios derruidos, autos viejos, cerveza caliente por la falta de hielo y de refrigeradores, cubanas y cubanos buscando ganarse un dólar de la manera que sea con el turismo, eso fue lo que viví en aquel lejano año de mi vista y parece que nada ha cambiado.
Aunque los Castro ya no gobiernan, en la isla nada ha cambiado, quizá el acceso a Internet que estaba prohibido les haya abierto los ojos a esa nueva generación de cubanos que sienten, perciben, que allá afuera de su cápsula el estilo de vida puede ser mejor, piden libertad de pensamiento y de acción.
La libertad es el más preciado regalo, quien la restringa está condenado al fracaso, los cubanos más tarde que temprano la volverán a obtener.
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